La magia del cierre
Por los caminos eléctricos de mi cerebro, entre las más cercanas semanas que ya el calendario ha vencido, he meditado acerca de los cierres de los dramatizados de continuidad que llenan los espacios televisivos y radiales de nuestro país.


Cuando se indaga en el idioma árabe emergen algunas características que llaman la atención sobre todo para los hispanohablantes. Por ejemplo el hecho de que las palabras no se vocalizan, sino que se modulan, siendo cada sonido abreviado o alargado para ir matizando el significado latente en una raíz.
“La radio a mí me encanta”, así confesó la periodista y locutora Teresa Segarra al Portal de la Radio Cubana, mientras recordaba con agrado su experiencia frente a los micrófonos de la emisora CMBQ Radio Enciclopedia.
Tal vez muchos hubiéramos preferido que nunca se iniciara la construcción de la tan problemática y vilipendiada Torre de Babel. Pero lo que supuso un mal comienzo para la comunicación, fue seguido del esfuerzo del hombre por tratar de limar las asperezas y hacer placentero y viable el acto de comunicarse, aunque no hayan podido eliminarse las más de siete mil lenguas persistentes en el mundo.
Lo imaginaba así: creando historias para despertar sonrisas, entre cuartillas llenas de travesuras, los consejos del “Abuelo Sabemucho, Nuncasabe” y el placer infinito de quien ama su profesión. Y es que Rogelio Castillo Moreno, Premio Nacional de la Radio 2009, transpira la ternura, bondad y delicadeza, propias de quien ha dedicado su obra a los niños.