Cuando el amor acorta distancias, y nos une

Muchas emociones juntas se vivieron en la reciente visita del presidente cubano Miguel Díaz-Canel a México. Por eso dos palabras que valen mucho: extraordinaria e histórica, calificaron el periplo del Jefe de Estado cubano, lo cual nos ofrece la dimensión de lo que verdaderamente sucedió.

Primero como invitado de Honor del Presidente Andrés Manuel López Obrador en un fecha histórica para la nación azteca. Esa deferencia significó un agradecimiento pero también reconocimiento, lo cual quedó explícitamente reafirmado durante el discurso del dignatario mexicano cuando habló del espíritu heroico de resistencia del pueblo cubano ante el bloqueo de los Estados Unidos, lo que consideró pudiera calificarse como Patrimonio de la Humanidad.

Junto a él nuestro presidente, representando a once millones de cubanos, en medio de una plaza cobijada por un desfile multitudinario que recorrió a través de imágenes, una buena parte del planeta. Cuba sonó, su ejemplo se elevó, el agradecimiento mutuo se fortaleció.

Cuando el amor acorta distancias, y nos une

Después quedan en las mentes de quienes lo vivimos, los encuentros con grupos de la solidaridad con Cuba y los cubanos residentes en esa nación. Dos bocanadas de oxígeno por lo que representaron: Fidelidad, compromiso, amor a Cuba… más allá de las distancias, un esfuerzo y entrega multiplicados donde la convicción crece.¨Estamos listos para lo que sea¨ ¨nosotros no le fallaremos a la Patria¨, fueron dos frases repetidas entre los protagonistas.

Allí se habló de amor, de conservar y multiplicar la memoria histórica de nuestro país desde los mambises hasta nuestros días, de la continuidad histórica, de ser muy proactivos en el desmontaje de contenidos perversos y anticubanos en redes sociales como parte de un plan fraguado y bien montado contra nuestro archipiélago, de la voluntad del gobierno para mantener ese diálogo permanente con los cubanos que residen en el exterior e iniciado en 1978 por Fidel, ¨constituye un proceso indetenible¨, dijo a los presentes Miguel Díaz-Canel.

Ante tanto gesto de solidaridad por quienes comparten lo que tienen y no lo que les sobra, el mandatario de nuestro país fue recíproco: ¨… la revolución cubana va a seguir superando obstáculos y cosechando victorias¨.

Llegó entonces la Sexta Cumbre de la Comunidad de Estados Latinoamericanos y Caribeños (CELAC), después de cuatro años en receso. México en la presidencia pro témpore empujó para revitalizar este espacio de ejercicio pleno de soberanía y autodeterminación de las naciones del continente, sin la presencia de los Estados Unidos, en un escenario adicionalmente complejo por el enfrentamiento a la COVID-19.

Cuando el amor acorta distancias, y nos une

¨Una jornada brillante, extraordinaria en que brilla la América Latina y el Caribe, unidos¨, así calificó el Ministro de Relaciones Exteriores, Bruno Rodríguez Parrilla la celebración de la cita de CELAC.

Mirar en proyecciones de intercambios mutuos, aprovechando las potencialidades de la región, en medio de las diferencias, construyendo consensos y unidad, sigue siendo el gran reto, aún cuando escaramuzas de gobiernos lacayos y serviles intenten confundir y desviar el curso de la historia. La mirada está fija en lo que podemos todos unidos.

La visita del presidente Miguel Díaz-Canel a México, consolidó lazos de hermandad y solidaridad, y ratificó que nuestra historia más reciente y la pasada están unidas por un cordón umbilical donde el cariño, el respeto y el amor nos impulsan a navegar hacia la búsqueda de un mundo mejor, que sí es posible.

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