El buen habla en los locutores cubanos: esencia y responsabilidad

Cada Primero de Diciembre en Cuba celebramos la fiesta de la palabra. Es el Día del Locutor, esos imprescindibles seres que dan forma, vida y voz a disímiles entregas de la radio y la televisión.

De los medios sonoros y audiovisuales, es la locución la especialidad más amada por las audiencias. En ello cuenta el hecho de que emplea el atributo humano de la voz para hablarnos al oído, ofrecer consejos, ayuda, educación y hasta entretenimiento, lo cual convierte a cada locutor en un cercano familiar.

Siempre que se inaugura un curso para aprender técnicas de locución son muchos los aspirantes. Y es natural el deseo de decir, comunicarse entre semejantes. Muchos se ilusionan o piensan que es suficiente un buen aparato fónico, bien articulado. Pero es mucho más que eso.

Los profesionales de la palabra, desde el más experimentado hasta el más joven, portan en su voz una parte del país. Cuando se abre el micrófono, se asiste a un acto de representación cultural y de todo lo que coadyuva a la dignidad del pueblo. Por eso, hablar bien no es mero recurso técnico, es un acto de responsabilidad social y ética.

La insistencia en el buen habla de los locutores va más allá de si se lee o interpreta, porque lo que sí no debe ser la locución es sinónimo de rigidez o artificio; todo lo contrario, debe expresar claridad, precisión, naturalidad y respeto por el idioma.

No son pocos quienes consideran que un locutor debe ser, ante todo un modelo lingüístico y un educador, en el caso de la radio un educador invisible que, sin imponer, pueda orientar y cultivar el gusto por nuestra lengua española, como una de las expresiones más profundas de la identidad. Además, debe inculcar desde el buen decir los valores representativos de lo que llamamos la voz de la nación.

Como sucede en otros lugares del mundo, en Cuba el idioma tiene matices propios. Ritmo, entonación, musicalidad y riqueza expresiva, son elementos que un locutor debe saber equilibrar o lo que es lo mismo, llevar de la mano la corrección lingüística con la autenticidad nacional.

No se trata de neutralizar el habla, sino de hablar bien sin dejar de hablar en cubano, respetar las normas del idioma y, al mismo tiempo, mostrar el orgullo de nuestra manera de decir, nunca perder de vista que un buen locutor interpreta significados. Su voz, como condición humana, debe ser cercana y creíble, capaz de transmitir emociones sin perder precisión.

Y lo que muchos conocemos como buen habla no es algo improvisado. Es el resultado de una formación constante, de la lectura continuada, la escucha y el estudio permanente del idioma. Cada palabra mal pronunciada o empleada incorrectamente distorsiona el mensaje o le resta autoridad al medio.

Por eso, desde la Radio Cubana se insiste en la necesidad de fortalecer la preparación lingüística y cultural de los locutores, de manera que cada emisión sea ejemplo de calidad comunicativa, para educar con la palabra, una responsabilidad que debe asumirse con orgullo, ética, estética y emoción.

El buen habla no debe limitarse a ser exponentes de la corrección gramatical; lleva implícito la ética del decir, hablar con respeto, sin vulgaridades o estridencias, sin vaciar la palabra de sentido. Significa usar la palabra para unir, orientar y dignificar, no para confundir.

Los locutores cubanos han sido históricamente una voz de confianza para el pueblo. Su buena dicción, tono equilibrado, serenidad y cultura general son parte de la credibilidad de la institución. Cuidar el buen decir, es entonces cuidar la imagen y la autoridad moral de los medios, ellos los representan.

Expresarnos bien no es lujo ni formalidad. Es necesidad cultural, educativa y comunicacional, es garantizar que la palabra siga siendo clara, bella y útil.

La voz de los locutores cubanos es voz del pueblo, de la nación y de la Revolución. Siempre que un locutor pronuncie con cuidado, respete el idioma y transmita con emoción, está defendiendo una voz que une y hace perdurar valores.

Si la palabra es el alma de la radio y en buena medida, de la televisión, el buen uso de esa palabra es lo que otorga credibilidad, elegancia y respeto a nuestros medios

Felicidades para todos los locutores en Cuba. Que sigan sus voces cautivando, comprometiendo y apostando por la construcción de un mejor país.

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