Radio y colaboración institucional

En el mundo de nuestros días los medios de difusión sientan su razón en el contacto permanente con todo el acontecer social que le circunda. La radio no puede sustraerse al quehacer y manifestación de todas las esferas sociales, económicas, políticas y culturales del entorno al cual pertenece. Como medio de difusión es consecuencia de un desarrollo y, al mismo tiempo, impulsora, orientadora y catalizadora para que ese devenir se consolide y transforme en la medida de lo necesario que reclaman las circunstancias.

De lo antes dicho resulta axiomática la relación de la radio con las instituciones y viceversa: el vínculo de las instituciones con la radio. Esto es quehacer de las direcciones de radio provinciales  y municipales y – claro está – las nacionales; el contacto y relación permanentes entre sí. En el caso de las emisoras nacionales considero satisfactorios los resultados. La radio no puede existir sin las instituciones – al menos debidamente -, como ellas tampoco pueden hacerlo sin este medio.

En una época donde el sano ejercicio de la crítica y la propuesta de soluciones constituyen más que posibilidad una necesidad, vale señalar que tal vez salvo excepciones, los contactos interinstitucionales con la radio todavía son insuficientes. Mucho del quehacer y la actualidad local y regional queda plasmado en un frío papel de “convenio”, un formalismo que en ocasiones se cumple, y a veces no.

Casi son slogans los vínculos con Casas de la Música, entidades y organismos que ven el compromiso con la radio como una meta a cumplimentar y no como lo que debe ser: interés y necesidad de las propias instituciones. Todavía hay proyectos puestos en marcha que se malogran por cierto estado de apatía, de hacer las cosas por obligatorio “cumplimiento”, porque “hoy me toca hacerlo y debo decir algo” y en reiterados casos ello significa pérdida de actualidad, escasa incorporación de las instituciones a la radio y poca información, si no mediocre.

La radio a su vez está urgida de incrementar su presencia en las instituciones; tanto desde el punto de vista de su más hondo conocimiento, el sano ejercicio de la crítica, la difusión de logros y propuestas de soluciones.

Otro caso muy particular lo es el vínculo con algunas instituciones culturales, cuya función en ciertos casos se limita a “divulgar” lo que se hace, espectáculos que se presentan y recitales y alguna que otra convocatoria. ¿Cuántas veces no se culpa a la radio de desinformar cuando se anuncia un espectáculo, después se suspende y la institución responsable ni siquiera se toma la molestia en aclarar el cambio? De otra parte, pocas veces la radio accede a espectáculos y conciertos para grabarlos, transmitirlos e incorporarlos no solo al patrimonio sonoro de la emisora, sino de la comunidad o región para la cual se trabaja. Es triste cuando un radioperiodista se limita a preguntarle al artista “cómo se sintió durante la visita”, denotando con ello falta de conocimiento de la personalidad a la cual se entrevista. Es como “volar sobre lo bajito”, pero “sin aterrizar”.

Perdemos muchas ocasiones de darle actualidad a cuanto se mueve en nuestros territorios, de estar, tomando el slogan de nuestra Radio Rebelde “al ritmo de la vida”, que sí lo está.

Y, ¿qué decir de los artistas locales? Cuántas veces  salimos a la búsqueda de apoyo para darlos a conocer y ¡se nos hace tan difícil conseguirlo! En ocasiones un artista local prefiere – derecho legítimo – el dividendo económico  y deja a un lado su vinculación con los medios de comunicación de su entorno. Lo anterior es válido sin absolutizaciones, ya que en definitiva la razón de ser del artista no debe circunscribirse a una suma monetaria más o menos satisfactoria – aspiración lícita, lo reitero – siempre y cuando sienta la necesidad y el derecho de darse a conocer y mantener su presencia en los medios y con el pueblo, que son su razón de ser.

Lo otro, institucionalmente, tiene que ver con el “secretismo” burocrático que nuestro Presidente Raúl Castro Ruz reclama eliminar para salir definitivamente adelante. Los radioperiodistas  y periodistas en general, hallan a veces obstáculos a su investigación cuando visitan empresas, unidades productivas y organismos porque lamentablemente predomina el “esto no se puede decir”; “no publiques esto que te digo” y, en el peor de los casos, no ser recibidos o ni siquiera molestarse en dar una respuesta a señalamientos publicados.

La radio, como todos los medios de difusión, necesita vivir una verdadera simbiosis con las instituciones y viceversa; necesita activar y profundizar una sinergia que será, en definitiva, reflejo verdadero de la realidad. En esa necesaria, urgente y sana relación institucional ganaremos todos, en primer lugar la sociedad en su conjunto y el proyecto de desarrollo socialista por el que hemos optado y al que jamás renunciaremos.

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