¿Por qué la clase gobernante del imperio no ahorra dinero cuando se trata de actividades ideológicas y propagandísticas a escala internacional?
¿Cuáles son los objetivos estratégicos de esa actividad del imperialismo?
Es ampliamente conocido que los planes subversivos contra Cuba provenientes de los EE.UU. no se han detenido. La ONG National Endowment For Democracy (NED), entrega fondos a diversas organizaciones para desarrollar actividades contrarias a la revolución cubana.
Una de ellas es la Asociación Editorial Hypermedia, a la que le ingresa $51.188 dólares en 2015 y $ 61 767 en el 2016, para que difunda lo que el Imperio va colocando como el «pensamiento independiente en Cuba».
Para el aparato de propaganda estadounidense eso es promover y distribuir libros… que resultan ser de escritores contrarrevolucionarios cubanos.
¿Qué planes tiene Hypermedia en Cuba?
Esta editorial, radicada en España y dirigida por los contrarrevolucionarios Ladislao Aguado y Pablo Díaz Espí, se presenta como una ayuda para conseguir una mayor libertad de expresión y escritura independiente entre los intelectuales cubanos, considerados, según revelaron en el pasado reciente documentos desclasificados de la USAID, un sector vulnerable sobre el cual trabajar para acabar con el proceso revolucionario.
Decía al principio que es ampliamente conocido que los planes subversivos contra Cuba no se han detenido, y el ataque que ha salido a la luz refleja bien esa historia sin fin.
La NED ha elegido, entre otros, a los intelectuales, y su manera de proceder recuerda tanto a lo que la CIA llevó a cabo en Europa después de la 2ª Guerra Mundial, que parece que uno lee en sus documentos el pasado aún cercano de sus prácticas de corrupción y engañosas para atraerse a ciertos intelectuales.
Hoy, como ayer, han pensado que son un objetivo de conquista para su causa. Lea «La guerra fría cultural», de Frances Stonor Saunders.
Su intención era confundir, apartar y captar a intelectuales de izquierda bajo el paraguas de editoriales, como la que mencionamos aquí, revistas, premios, … que hacían más fáciles los andares de algunos si entraban en el remolino contra el comunismo.
Luego se descubriría el engaño y la utilización contra el progreso social de los que se les acercaron, y quedaron impresos los lamentos de un buen número de ellos, mientras otros se perdían en el silencio y el desinterés que producía su ridícula obra.
Un antecedente similar al de la contrarrevolucionaria Hypermedia fue la editorial Playor, editorial que la CIA construyera y financiara para Carlos A. Montaner en España en los 70.
Hypermedia tiene el interés de promover con financiamiento de sus obras, a intelectuales que se contrapongan a la revolución.
Para la NED, y otras organizaciones de la plataforma de subversión que se ha construido y reconstruido durante los años de revolución, el significado del concepto independiente es ser contestatario al régimen, crítico y desafiante al gobierno cubano, es pasar a la acción de desobediencia civil en esa esfera contrarrevolucionaria.
Algunos llamados artistas independientes están siendo presentados como víctimas o líderes del sector. Es el caso del llamado «El sexto», un grafitero cuya obra, sino estuviera en una pared sólo la compraría Hypermedia en tanto que opera con dinero del bolsillo ajeno.
Estos métodos de guerra sucia y solapada no son nuevos, pero han tomado nueva vigencia a la luz del llamado soft power que Obama privilegió, para lo cual trabajan con apoyo de organizaciones externas, cualquiera que sea el origen, en proyectos que como condición no deben formar parte de ninguna entidad estatal cubana.
Al igual que otras entidades subversivas, Hypermedia tiene como blanco principal para invertir su dinero a escritores de la nueva generación, lo mismo si viven en la isla como fuera de ella.
En su mira inmediata están escritores radicados en Cuba, así como jóvenes intelectuales contrarios al gobierno que escriben para revistas cuyas sedes están en España, como Diario de Cuba y La Noria.
Diario de Cuba, desde su surgimiento en España, años atrás de la mano de Díaz Espí, también con financiamiento de la NED, ha tenido el propósito de captar adeptos dentro de la intelectualidad cubana.
Entre los escritores que están fuera del país hay reconocidos contrarrevolucionarios, como son Orlando Luis Pardo y Jorge Duany, todos muy agresivos en las campañas contra la isla, y en ocasiones verdaderamente prosaicos, como es el caso de Pardo.
El dinero al que nos hemos referido se une a otros muchos provenientes de EE.UU. y sus aliados europeos, que dedican a derrocar la revolución. No importa el gobierno de turno, si es azul o rojo, el fin es el mismo, sólo cambian las técnicas y las herramientas que emplean.
En el caso que aquí se trata vemos que los intelectuales son el objetivo principal. Es una historia sin fin. Hasta hoy no han logrado su propósito, ni lo lograrán aunque empleen millones y millones de euros y dólares en la empresa.
Este tipo de guerra, la “guerra psicológica”, forma parte de la Historia sin fin de la violencia del Imperio contra los pueblos libres, y desde 1959 contra el pueblo cubano y su Revolución.
Miremos unos años atrás para luego situarnos por nosotros mismos en el momento actual y ver el papel que le asigna el cártel militar de EE.UU. a empresas contrarrevolucionarias, como la editorial Hypermedia.
A partir de la 2ª Guerra Mundial el gobierno de EE.UU., viéndose Imperio, refuerza aun más el aparato de «guerra psicológica», y en 1948, documenta su tarea y el objetivo:
La “guerra psicológica” emplea medios físicos o morales diferentes a las técnicas militares ortodoxas, esos medios pretenden:
1º).- Destruir la voluntad y la capacidad combativa del enemigo.
2º).- Privarlo del apoyo de sus aliados.
3º)- Acrecentar entre nuestras tropas y las de nuestros aliados la voluntad de vencer.
La «guerra psicológica» utiliza toda arma que pueda influenciar la voluntad del enemigo. Las armas son psicológicas solamente por el efecto que producen y no por su naturaleza misma.
Por ello, la propaganda abierta (blanca), secreta (negra) o gris -subversión, sabotaje, asesinatos, operaciones especiales, guerrilla, espionaje, presiones políticas, culturales, económicas y raciales – son consideradas como armas utilizables (en el marco de la «guerra psicológica»).
Para llevar a cabo este programa de «guerra psicológica», los servicios secretos reclutan especialistas de las ciencias del comportamiento capaces de inventar la propaganda blanca «simple, clara y repetitiva» y la propaganda negra destinada a sembrar en el campo del adversario «el desorden, la confusión… el terror».
Hypermedia tiene asignado ese papel en el campo de la edición proimperialista para esa historia sin fin de agresión contra Cuba.
NOTA: Ramón Pedregal Casanova, Presidente de la Asociación Europea de Cooperación Internacional de Estudios Sociales AMANE.
Fuente: martianos.ning.com