Los imperios no son vitalicios

Ayer, con la desaparición de la Unión Soviética, el imperialismo yanqui llegó a pensar que su camino quedaba totalmente expedito, libre de escollos, de modo tal que podía continuar con su rapacidad inveterada, aunque para lograrlo el mundo, con excepción de Estados Unidos, se cayera a pedazos. Es decir, penetraban  las raíces de un mundo unipolar, concepto soñado por lo más oscuro de la humanidad; resultaba así factible el desarrollo de un sistema económico común para todas las naciones, por supuesto regenteado por los yanquis; quedaba como patrón único el tristemente célebre neoliberalismo; el país del norte se convertía en el centro del mundo económico, científico y militar; y los poderosos medios de comunicación a su servicio se arrodillaban ante el amo insaciable para encumbrarlo; y, naturalmente, seguirían importando recursos baratos y exportando caros.

Pero todo fue un sueño trasnochado y macabro: Se han producido  acontecimientos tales que se les ha convertido en una verdadera pesadilla. Sus ideólogos de la cúpula gobernante y los llamados tanques pensantes, que al parecer no son tales, están afrontando una verdadera crisis por el desengaño. Como no creen en la evolución humana les sucede eso, como no admiten la convivencia y la armonía entre los pueblos, deben sufrir el desprecio de los que sí creen y luchan por un mundo más justo. Vea usted, como ejemplos: el uso de la fuerza para “proteger la democracia”, lo que ha conseguido es desnudar al imperio de sus verdaderas intenciones; China, en muy poco tiempo saltará por encima de la economía estadounidense; toma más fuerza cada día la posibilidad de que el dólar deje de ejercer su actual influencia.

Por otra parte, ya se advierten los primeros síntomas que indican, en un futuro, un posible desprendimiento de sus tradicionales aliados; no se trata, obviamente, de que se conviertan en progresistas de la noche a la mañana, lo que sucede es que ya empiezan a ver alarmados cómo el imperio los desconoce cuando se trata de sus “exclusivos” intereses y, al parecer, están recordando aquella frasecita de que Estados Unidos no tiene amigos, tiene intereses. Otro elemento muy negativo que les ha resultado un bumerang son las recientes guerras que les ocasionaron  gigantescas pérdidas económicas y humanas. Por supuesto, no es posible dejar de apuntar las ya pujantes organizaciones internacionales insubordinadas, por su propia naturaleza, al imperio, como son la CELAC, el ALBA, MERCOSUR y otras, todas para beneficio de nuestros pueblos; también las naciones que integran el BRIC constituyen una fuerza muy poderosa, y que nada tienen que ver con Estados Unidos.

Y nada menos que muchos países integrantes de la OEA han manifestado que si Cuba no es invitada a la próxima Cumbre de las Américas, sencillamente ellos tampoco asistirán. Tal vez este último ejemplo, por sí mismo, habla muy alto de que el egoísmo y la maldad pueden ser derrotados, pero la dignidad y el decoro de los pueblos NO. Los imperios no son vitalicios.

“Así, donde la razón campea, florece la fe en la armonía del Universo” José Martí

 

  

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