Los medios del mundo rico

Los que logran llegar a la cima, de hecho se convierten en personajes muy respetados, aunque lo hayan  logrado manchados  por la  explotación y hasta la sangre y el sufrimiento de muchos. Ahora recuerdo, escribiendo  estas líneas, a  una agencia de automóviles de la marca Buick que mantenía, como slogan propagandístico, el lema “Usted sí puede tener un Buick”, se trataba de un auto norteamericano de indudable calidad y belleza.  Desde el punto de vista de la publicidad comercial era un slogan muy positivo: de una parte constituía una incitación a lograrlo y, por la otra, concedía al posible comprador “la virtud” de ser una persona emprendedora capaz de comprarlo.

Si he mencionado ese ejemplo, es porque intento develar el verdadero rol que juegan  los medios  en el capitalismo salvaje: poderosas agencias publicitarias que obtienen jugosas ganancias a costa del consumismo; firmas comerciales patrocinadoras de programas estelares de la radio y la televisión;  revistas faranduleras; periódicos y carteles por doquier. Es una especie de juego de futbol rugby en el que el atleta debe llegar al gol dando golpes, empujones y maltratando a sus contrincantes.

Pensemos entonces en la diferencia abismal que hay respecto a nuestra propaganda de bien público, empeñada en el bienestar del pueblo con sus mensajes constructivos para la sociedad y la familia, en temas particularmente sensibles, tanto para enaltecer actitudes, como desterrar malos hábitos (daños del tabaquismo y la drogadicción; la promiscuidad en las relaciones sexuales y otros;  además de ejemplos de educación y cortesía, respeto a la mujer, a los niños, a los ancianos, a los minusválidos etc.

Todo el andamiaje perverso que construyen los  medios para el consumo enajenante del capitalismo, no viene solo, viene acompañado de un diluvio de tonterías,  egocentrismos, noticias y chismes de la farándula, adivinadores y brujos con recetas para retener a su pareja o para conocer el horóscopo del día. En fin, sería interminable la lista. Todo ello, tanto la propaganda para estimular la compra de productos imprescindibles o no (lo mismo un medicamento, que una servilleta perfumada para el aseo) como para enaltecer a millonarios derrochadores o inclinarse ante la banalidad de los que no tienen nada que hacer. Veamos de estos últimos una pequeña muestra de titulares noticiosos de una revista lujosa:  “Asiste la hija de la princesa Carolina a cena de modas en los Canales de Venecia”, “Dos perritas, Bimba y Lola, llevaron hasta el altar las alianzas del enlace, vestidas para la ocasión con trajes de la Dogs Boutique de Los Ángeles”, “Salma Hayek confiesa adicción…!a los mensajes ardientes por celular!”; “Luis Miguel sí le robó la novia a Al Pacino” “Entérate de la intimidad de los famosos…las fotos más reveladoras, los chismes más explosivos, videos y paparazis más sorprendentes”. En esas basuras se invierten sumas millonarias de dólares, las mismas sumas que servirían para mitigar el hambre y la insalubridad de los que sufren en este mundo, y para que muchos niños dejen de deambular por las calles pidiendo limosnas, en vez de  ir a la escuela.

En ese mundo sórdido de los medios, unos se dedican con preferencia a estimular la resignación y el olvido de los males que aquejan a la gran mayoría de la humanidad, mediante tanta tontería y estupidez enajenante; y otros, para declarar permanentemente la guerra mediática contra los pobres de esta tierra, o los subdesarrollados como quiera llamársele.

Es el caso, por ejemplo, de la autonombrada Radio Martí, creada específicamente, y con dinero de los contribuyentes estadounidenses, para subvertir el orden y la estabilidad de Cuba, enclavada en La Florida, territorio que ya se ha hecho famoso en el mundo por ser, como dijo una vez la periodista Juana Carrasco, “un verdadero nido de serpientes”, a lo que yo le agregaría la palabra “venenosas”. Por supuesto, es obvio que no incluyo a la gente decente, cubanos o no, que viven allá, solo me refiero a la mafia y los sin patria de la calle 8 de Miami. Es la misma emisora, créalo o no, la que ha afirmado que Fulgencio Batista no era tan malo como se ha dicho; que nuestro querido Ché Guevara era un simple asesino; que Posada Carriles es un gran luchador anticastrista;  que Fidel Castro cuenta con una fortuna de 900 millones de dólares; o que las fuerzas represivas de la Seguridad del Estado atacan y golpean cruelmente a niños indefensos, simplemente por ser hijos de “luchadores por la democracia en Cuba”.

Es decir, es todo un entramado de maldad: unos dedicados a los temas más absurdos, vulgares  y simplones que embrutecen; otros directamente vinculados a la guerra mediática (entre ellos RM, CNN, y  poderosas agencias de noticias); y también la red de redes en el ciber espacio, mal utilizada para la maldad, e incluyendo la pornografía. Ya resulta casi imposible buscar el adjetivo ideal para calificar tanta bajeza humana.

En definitiva, todo esto sucede a contrapelo de la dignidad humana, a favor de los más oscuros intereses económicos y, además, para que muchos no conozcan que: por falta de alimentos muere un niño cada 15 segundos; que el 20% de la población mundial consume el 80% de sus recursos; y que, según la ONU, para facilitar la educación básica a todos los niños del mundo sería preciso invertir hoy, 6 mil millones de dólares, pero que solo en Estados Unidos gastan cada año en cosméticos 8 mil millones; en ese país y Europa se gasta en alimentos para perros y gatos 17 mil millones; 50 mil millones en tabaco en Europa;  400 mil millones en estupefacientes en todo el mundo, y más de un millón de millones en armas y equipamiento bélico en el planeta.

La incertidumbre y la desesperanza tienden su manto sobre la humanidad ante tanta injusticia, ya casi imposible de soportar. Aumentan las guerras, el hambre, las enfermedades, el desempleo, culturas milenarias tienden a desaparecer bajo las bombas, el cambio climático sigue su trayecto de horror con huracanes, tsunamis, sequías, inundaciones, terremotos y en fin…mientras, en relación directamente proporcional, se enseñorea indiferente y altanero el egoísmo de los pocos reverenciando al don dinero, burlándose del dolor ajeno, sin importarles los miles de muertos que causan, y medios  como Radio Martí ladrando a favor del viento.  ¿Nos uniremos a su  festín macabro, o lucharemos y denunciaremos sin tregua contra ellos? He ahí la disyuntiva. La historia dirá la última palabra. Creo que a los primeros les adjudicará el estigma de los débiles, capaces de ver el horror y la muerte y, en todo caso, orar para que no ocurran. De los otros, lo que luchan, será la gloria, sin que hayan pedido nada a cambio, sin ruegos, sin inclinar sus cabezas. No es patético lo que digo, es tan real como el sol y el derecho a la vida.

Autor