Un terrorista y un golpista

La semana pasada se cumplieron cinco años desde que Venezuela presentó los requisitos a los Estados Unidos para la extradición de este criminal a territorio venezolano, para ser juzgado aquí, y sobre este caso ni una palabra. Se han hecho los desentendidos violando todo acuerdo de extradición. Este terrorista es un prófugo de la Justicia venezolana, un verdugo que trabajó para la CIA, un protegido de los gobiernos de George W. Bush, padre y Bush hijo. Ahora lo protege el gobierno de Barack Obama.
Venezuela firmó, en enero de 1922, un tratado de extradición con los Estados Unidos, en septiembre de 1971 el convenio por la Represión de Actos Ilícitos contra la Seguridad de la Aviación Civil, y el 15 de diciembre de 1997 el convenio Internacional para la Represión de los Atentados Terroristas Cometidos con Bombas.

Todo esto está claro y Venezuela ha cumplido con esos compromisos, extraditando a las personas señaladas de ser narcotraficantes o terroristas por países con los que ha firmado esos acuerdos, como Colombia, España y Estados Unidos, entre otros.

Este país ha cumplido ¿Por qué los gobiernos de Colombia y Estados Unidos no cumplen? En el vecino país tienen a Pedro Carmona, un golpista que para el gobierno de Álvaro Uribe es una reliquia, una persona intocable, no se puede extraditar. Para los gringos a Posada Carriles ni con el pétalo de una flor, porque colocó la bomba en el avión matando a tantas personas inocentes que hacían su viaje de retorno a la isla de Cuba.

De este crimen acusan de manera intelectual a los Estados Unidos. ¿Será por eso que no lo deportan? Algo ocultan ellos, que se han negado rotundamente a que Posada Carriles sea castigado en nuestro país.

Ellos le han dado mayor importancia al proceso de migración por el que es acusado que al solicitado por Venezuela. Lo hacen con el fin de alargar el proceso mientras él anda libre esperando un juicio que nunca llega ni llegará. Allá prefieren que muera sin que pague por los delitos cometidos en nuestro país.

Este hombre, en 1998, declaró en Washington que él era el autor intelectual de las campañas terroristas que hacían explotar las bombas en hoteles y restaurantes en La Habana. Recordó el abogado Pertierra, quien tiene el caso por Venezuela.

 

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