Cuba se desborda en Río

Si el de Londres fue un desempeño histórico, Yunidis mediante, el de la urbe carioca, sin la genial corredora, gana la competencia, por el contexto y por la ausencia. De 17 medallas, entonces, ahora sumaron 15, solo con un título menos: ocho, además de una plata y seis bronce.

Así la isla siguió entre las veinte primeras naciones y arrancó de las gargantas ajenas, ese ¡Cuba, Cuba! que se siente dentro y fuera de los escenarios delirantes de Brasil.

Pero hay más votos a la eficiencia. La mitad de sus 22 atletas obtuvo al menos una medalla y si se le mide en cuentas físicas, el botín representaría el 68 por ciento de la comitiva. La hazaña es mayor si se le mira por este lado: se compitió en solo cinco deportes de los 24 convocados y en cerca del siete por ciento de las pruebas.

Cierto es que cuando Yunidis salió de la pista, a muchos, entre quienes me incluyo, se les coartó la respiración. Mas estos muchachos y muchachas convirtieron la adversidad en «incentivo», al decir de René Jiménez, quien atiende deporte para discapacitados en el INDER nacional.

De cómo lo lograron, lo resumió Omara Durand de la misma forma magistral con que se convirtió en diva de la pista, con tres récords mundiales y siete paralímpicos, con una pierna ¿disminuida?: «Es el gran esfuerzo, el valor y la pasión del atleta paralímpico».

Lo confirmó Leinier Savón, ganador en cien y 200 metros T-12. Mucho más Ernesto Blanco, a quien le bastó su propia convicción para un título eléctrico en los 400.

Fuera de las pistas, de donde salieron otras cuatro medallas, se escribió también la épica. A los judocas, se sumó el tritón Lorenzo Pérez, con un título en cien metros libres S6 y solo diez centésimas superior a su primacía mundial, tras pescar bronce en 400 metros libres. Hay más. La inmensa mayoría de los atletas superaron sus registros personales en señal de que la superación y el desafío no es slogan.

Y aunque muchos se quedaron mirando al medallero, sumando los tres títulos probables de Yunidis, y un «¿Dónde hubiésemos quedado?», Cuba pasó con creces este puente paralímpico.

Río cierra sus cortinas, con varios «goles» a favor, como el nivel competitivo, puesto en entredicho con el escándalo de los mil 500 del atletismo donde cuatro corredores superaron la marca olímpica convencional, y algunos en contra, como el estresante transporte.

Mas esta ciudad, donde aunque se esté cayendo el mundo se baila samba a toda hora, puede sentirse satisfecha de haber realizado con todas las de la ley, dos mega-eventos en menos de dos meses y quedar aún con la energía para otros empeños.

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