La serpiente roja: un comentario sobre un momento especial de la Historia de la Radio Cubana

 

Quiero compartir con los cibernautas el asunto central de una serie pionera de la novela policíaca radial escrita por Caignet, quien fuera a su vez precursor de la novela radial. La serie se tituló La serpiente roja y en ella se narran las aventuras del sagaz detective chino Chan Li Po, ese personaje extraordinario que, capítulo a capítulo, iba desentrañando los insondables misterios que la mente del destacado creador ideaba para cercarlo paso a paso.

¿De qué trataba La serpiente roja?

La serpiente rojaLa acción se desarrollaba en un viejo castillo en las cercanías de Londres, en Inglaterra. …claro, ese Londres lúgubre, frío, tomentoso, oscuro en demasía para brindar el misterio necesario en una buena trama. Y a ese castillo acude Chan Li Po al llamado que le hace Miss Lucy Rushell, una heredera y bellísima joven. Ella pertenece a una de las más antiguas y renombradas familias inglesas de la época. El supuesto padre de Miss Lucy, el Lord Rushell, ha fallecido, luego que unos días antes sucedieran una serie de hechos misteriosos que la muchacha no pudo entender. Conocemos de inmediato que la muerte del Lord ocurre la víspera en que él y Miss Lucy debían emprender un viaje por iniciativa del anciano.

Otro elemento que nos ofrece Caignet y que nos permite comprender el dominio de éste autor sobre el género en cuestión es cuando conocemos que el Lord Rushell le había dicho a la joven que le iba a confesar un secreto.

La llegada del detective chino no es casual toda vez que la señorita Lucy Rushell tiene conocimiento del prestigio de Chan Li Po y es por ello que reclama su presencia de inmediato. En capítulos, de sumo interés dramatúrgico, el detective acude al castillo y de inmediato le rodean una serie de hechos donde la amenaza a su propia vida se hace bien evidente con papeles escritos que va dejando La serpiente roja donde declara la intención que de no irse Chan Li Po del castillo le dará muerte.

Los siguientes capítulos de esta breve serie de 17 propuestas hacen de la intriga y el misterio elementos que sacuden a los oyentes. Y, por supuesto, el famoso detective de la Radio cubana, como es característico en él, no tendrá en cuenta las amenazas y se compromete aún más con la joven inglesa a prestarle ayuda y a no abandonar el castillo.

Así las cosas, ocurre que Chan Li Po es enterado por la joven de cosas bien importantes y que van marcando a buen ritmo esta serie policíaca. La joven le entrega al detective un papel que se le cayó a su padre y que ella no entendía pero que entrañaba para el investigador una pista más que importante. Y ya deben ustedes imaginar que mientras esto va ocurriendo se produce la desaparición, en medio de la oscuridad (la oscuridad es, a no dudarlo, un personaje bien palpable en muchos escenas de la serie) del mayordomo Freddy Long que estaba herido. Ocurre, por otra parte, el suicidio de Mary Smith, ama de llaves y madre de crianza de la joven inglesa. En aquellos libretos de extraordinaria atracción radial sucede que la pobre señora Smith deja una carta a Miss Lucy, carta que desaparece y que se une al misterio de perros que aúllan con insistencia.

El suicidio de Miss Mary logra atraer la presencia de un Juez de Instrucción que queda enamorado de Miss Lucy desde el mismo momento en que la ve. Este elemento en la trama suaviza en algo la tensión pero contribuye, al final, a enrarecer más el ambiente en el castillo londinense.

En los capítulos siguientes desaparece el cadáver de la ama de llaves y el juez es atacado misteriosamente cuando está en la biblioteca interrogando a los sirvientes del castillo. A esta altura de la serie el mayordomo reaparece inesperadamente y deja una carta donde explica que se suicida por no revelar el secreto del dueño del castillo. Es cuando Chan Li Po dice que ese suicidio es fingido. Todo entonces llega a su clímax para permitir el desenlace de la trama cuando el detective chino es herido y a la vez captura a su agresor que resulta ser, nada más y nada menos, que el mayordomo….y bueno…..Chan Li Po, tras encerrarlo en un aposento con llave va a continuar sus investigaciones que, como siempre, terminarán exitosamente…..

Como podrán apreciar, Caignet manejaba, con absoluta seguridad, las aventuras de Chan Li Po que dejaron una huella impresionante en miles y miles de oyentes que no le perdieron nunca ni pie ni pisada.

Siempre he dicho que la obra de este santiaguero inolvidable está por estudiar paso a paso. La elaboración de tramas bien diseñadas, de personajes que se nos hacían creíbles, párrafos en bocadillos que se hilvanaban con absoluta precisión, la selección de diversos escenarios (ya para el misterio o para el amor, o las incomprensiones, o la furia humana desbordada en el odio, o en la traición) siempre tuvieron un sello de autenticidad.

Sin ver (como es la Radio) los oyentes visualizaron el entorno y dentro de él a todos los personajes, buenos y malos. No había televisión por entonces pero había un autor capaz de conmover a través de la imaginación. ¿Fue arte lo que escribió o no? A lo largo de muchos años he escuchado y leído lo uno y lo otro. Lo cierto es, y nadie lo duda, que Caignet llegó a nuestra historia radial con propuestas que marcaron época y aún guardan, en el misterio profundo de los cuartos oscuros, memoria esperando ver la luz, para ofrecernos inesperadas variantes en el estudio de la dramaturgia en este medio.

Se quiera o no, series como las de Chan Li Po, hicieron furor en nuestro país entre los oyentes que -memoria que no se debe olvidar- buscaron, capítulo a capítulo, la maravilla de vivir intensas historias de amor o de misterio policial, propuestas desprendidas desde una caja de madera en los hogares más humildes de la población cubana, donde Félix B. Caignet supo llegar con autenticidad necesaria.

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