Hasta siempre, Oro!

Nos conocimos a mediados del mes de junio de 1978, en la antigua Dirección Provincial de Radio de Ciudad de La Habana, y desde ese momento nuestra amistad fue creciendo y se mantuvo siempre; no recuerdo ninguna contradicción entre nosotros, ni aún en los momentos en que teníamos que asumir tareas difíciles y de muy alta complejidad técnica.

Orosmán era de los que nunca se rendía, para él no había horario laboral; le gustaba la perfección en lo que hacía y hasta que no lo lograba no estaba conforme; siempre dispuesto para enfrentar los proyectos más difíciles, un ser confiable y leal como pocos, consecuente con su forma de pensar, sin dobleces, con una honestidad y valentía a prueba de todo.

Trabajar con Orosmán era como asistir a una clase práctica diaria. A él le debo buena parte de lo que aprendí en mi paso por la radio; me enseñó, con su ejemplo diario, mucho de lo que pude hacer durante todos estos años de vida profesional. Siempre le consulté y muchas veces le pedí su cooperación en tareas puntuales y de muy alta complejidad, tener a Orosmán en grupo de trabajo era segura garantía para el éxito.

Me queda el consuelo de que él supo, en vida, cunto lo respetaba y admiraba como profesional, cuánto lo valoré como amigo y camarada. No tengo la menor duda de que con su partida física la Radio Cubana pierde a uno de sus mejores técnicos.

Descansa en paz mi querido amigo, porque tú fuiste de los buenos, de los imprescindibles, y los que pertenecen a ese privilegiado grupo tienen ese derecho. Hasta siempre Oro!.

Del autor:

Calixto Rodríguez Machado trabajó en la Dirección Técnica de la Radio Cubana, por su desempeño recibió varios reconocimientos; actualmente es jubilado.

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