Brasil: golpe en marcha

En efecto, en votación realizada el último domingo, la derecha parlamentaria logró que el caso pase ahora a la competencia del senado, el cual, por mayoría simple, podría derogar el mandato de la jefa de Estado por 180 días para que se presente ante los tribunales.

Desde ese instante la dirección del gobierno pasaría a manos del vicepresidente Michel Temer y se habría consumado prácticamente el rudo golpe a la democracia local que han venido preparando los sectores oligárquicos en contubernio con los poderes mediáticos e intereses hegemónicos externos.

Una batalla necesaria

Vale insistir en que la carencia de ética es una de las características del proceso contra Dilma Ruséf, porque incluso el propio presidente de la Cámara de diputados, el derechista Eduardo Cuña, está acusado de recibir sobornos por no menos de 40 millones de dólares.

Y mientras la reacción interna y externa se afilan los dientes, buena parte de los brasileños mantiene su defensa del gobierno legítimo, con la certeza de que, junto a una posible destitución de la presidenta en funciones, está en juego además la institucionalidad democrática construida luego de la etapa de dictaduras militares pro imperiales que vivió buena parte de América Latina en décadas pasadas.

Y es en defensa de ese contexto de libre expresión de la voluntad popular que hoy también se lucha.

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