La radio cubana: Siempre presente en mi vida (I)

Muy cerca estaban los equipos de Radio Salas, uno de cuyos mástiles de madera de la antena de onda corta, la que ponía en el aire una señal por los 9030 kilociclos por dicha emisora, aún desafía el tiempo frente al Hotel Tulipán.

Para un niño de mi edad el mayor impacto de aquellos aparatos era el intenso color rojo-anaranjado que emitían los tubos electrónicos convirtiendo la energía eléctrica en una señal de radio, aquella visita nunca se me ha olvidado y ocurrió en 1949.

No pasó mucho tiempo y la CMQ mudó sus transmisores hacia Arroyo Arenas donde, bajo la dirección técnica de Mario Rivero Hernández, se llevó a cabo la construcción de un centro de una tecnología mucho más avanzada que hizo posible la operación en dicha instalación de los transmisores de la propia CMQ, la CMBF y Radio Reloj.

Muchos años después de haber visto por primera vez un equipo transmisor de radio tuve la oportunidad de trabajar en el Departamento Técnico del naciente Instituto Cubano de Radiodifusión (ICR) y familiarizarme con el Centro de Arroyo Arenas, verdadera joya de la ingeniería de la radio cubana.

Contaba ese Centro con el segundo de los transmisores de 50.000 Watt de potencia, marca Westinghouse Modelo HG2, enfriado por aire y con rectificadores de estado sólido.

El primero de los HG2 lo había importado con todo éxito un tiempo antes Radio Progreso para instalarlo en una finca de Guanabacoa donde lo dotaron de una antena direccional de tres torres especialmente diseñada para aumentar la eficiencia de la transmisión hacia la capital y hacia Matanzas, además de darle una protección a una estación de Estados Unidos de América que ocupaba el mismo canal de transmisión, los 690 kilociclos (como se decía en ese entonces, y que ahora llamamos kiloHertz).

Pero regreso en este recorrido por los equipos transmisores de las emisoras cubanas a la finca de Arroyo Arenas; allí cuatro torres autosoportadas hacían posible la salida al aire de tres emisoras: CMQ con 50,000 Watt en los 630 kilociclos; CMBF con 10,000 Watt en los 950 kilociclos, y Radio Reloj con 1000 Watt de potencia en los 1330 kilociclos.

Los amplios conocimientos sobre la teoría y práctica de la radiodifusión por ondas medias de que se disponían en Cuba gracias a expertos como Mario Rivero , Carlos Estrada, Jorge Inclán, Raúl Karman, Humberto Anderes y Francisco Tejera, hacían posible no solo la construcción con diseños propios de estos centros transmisores, sino también el asegurar su mantenimiento y un grado de confiabilidad técnica realmente impresionante.

En Arroyo Arenas existía un sistema conocido como diplexor, el cual hacía posible que CMQ y CMBF salieran al aire por las mismas dos torres de acero autosoportadas que conformaban un sistema direccional cuyo ajuste en forma óptima lograba dar una excelente cobertura del occidente del país, así como la entrega de una señal nocturna por onda reflejada que hacía posible a los oyentes de Camaguey y Oriente escuchar a la CMQ y la CMBF en los 630 y los 950 kilociclos con una calidad aceptable, teniendo en cuenta la propagación de las señales por vía de la refracción ionosférica.

Quien fuera uno de mis maestros en la especialidad radiotécnica de transmisores, Mario Rivero, me hizo calcular en una ocasión, como tarea de una clase magistral, el área de servicio nocturno por vía reflejada del sistema de antena direccional de dos torres utilizado por la CMQ.

Una tarea compleja pero de esas que dejan para siempre la huella de algo que se aprende bien. Al plotear en un mapa el área de cobertura del Westinghouse 50HG2 me quedó muy claro el excelente diseño de ese sistema capaz de aprovechar al máximo la potencia transmitida.

Hay que tener en cuenta que CMQ contaba también con transmisores de cierto nivel de potencia y buenas antenas en Santa Clara, Camaguey y Holguín, así como de menor potencia y antenas omnidireccionales en Ciego de Ávila y Santiago de Cuba.

El papel del transmisor de más alta potencia en La Habana era ofrecer «una cobertura nocturna adicional» en áreas de las provincias de Camagüey y Oriente, lo cual se lograba con buena calidad, aunque las señales podían en determinados momentos sufrir del desvanecimiento caaracterístico de la radiopropagación por onda reflejada.

Lo que ofrecía el Circuito CMQ S.A. a sus anunciantes era sin lugar a dudas la mejor cadena nacional de radio, enlazando sus transmisores por medio de líneas telefónicas ecualizadas con una curva de respuesta de 50 a 5000 ciclos por segundo y baja distorsión contratadas a la Cuban Telephone Company, que además aseguraba como respaldo  un servicio de reserva con líneas de calidad de voz, las cuales daban continuidad a las transmisiones de la cadena en caso de fallas en los sistemas de alta calidad.

Radio Progreso y mi también maestro Carlos Julián Estrada Castro

La historia de la Radio Cubana desde la década de los años cuarenta del pasado siglo hasta el fin de los ochenta del siglo veinte no se puede escribir sin rendir justo homenaje al Ingeniero Estrada, un muy modesto guajirito de Camajuaní, como se describía a sí mismo, cuya sencillez sin igual hacía muy difícil cualquier intento de que nos hablara a sus alumnos acerca de muchas de sus vitales aportes al desarrollo de la radiodifusión.

Estrada fue puesto al frente del Departamento Técnico de Radio Progreso cuando todavía no se había diseñado y construido el edificio de Infanta 105 donde radican ahora la propia Radio Progreso y Radio Habana Cuba.

Los estudios de la llamada «Onda de la Alegría» estaban en los bajos del Centro Gallego y su transmisor en las cercanías de la actual Ciudad Deportiva, en unos terrenos cenagosos ideales para las instalaciones de estaciones transmisoras de ondas medias que aún hoy en día albergan un centro transmisor de ondas medias ubicado en Santa Catalina y la Avenida de Rancho Boyeros.

Con sus amplios conocimientos y criterios de racionalidad, Estrada logró instalar el transmisor más potente de la radio en Cuba, el Westinghouse modelo 50HG2 dotándolo de una antena direccional diseñada en los Estados Unidos de América por la firma consultora A.D.Rings Associates para optimizar la cobertura en Cuba y a la vez darle protección nocturna a varias emisoras norteamericanas que ocupaban el mismo canal de transmisión, los 690 kilociclos, según lo acordado entre Cuba y los Estados Unidos de América bajo el llamado Acuerdo NARBA (North American Radio Broadcasting Agreement), acerca del cual haremos referencia más adelante.

La cadena nacional de Radio Progreso implicó la construcción de estaciones transmisoras de ondas medias con 1000 Watt de potencia y antenas omnidireccionales en Pinar del Río, Santa Clara, Ciego de Ávila y Santiago de Cuba, así como una planta de 5000 Watt en Holguín.

Con su característica habilidad negociadora, el Ingeniero Estrada logró que se le asignaran a las estaciones repetidoras de Radio Progreso en las capitales de provincias, Ciego de Ávila y Holguín, frecuencias en la mejor parte de la banda de ondas medias, en las cuales se consigue la mejor cobertura por onda de superficie.

Durante un viaje a provincias le pregunté a Estrada por qué razón no existía un repetidor de la emisora en Matanzas, la respuesta me demostró una vez mas su visión en cuanto al empleo de los recursos radiotécnicos, asi como su prodigiosa memoria.

«Corito, el Westinghouse de Guanabacoa pone a la entrada de Matanzas una intensidad de campo de casi 20 milivoltios por metro en los 690 kilociclos, casi como si fuera una emisora local, y esto en un canal muy despejado», y terminó la explicación hablando acerca de la cobertura hacia La Habana y Pinar del Río gracias al patrón direccional que radiaba una potencia equivalente a 200 kiloWatt, o sea una ganancia de poco más de 6 decibeles en esa dirección, lo cual hacía que la señal de Progreso se destacara notablemente en toda la capital cuando los oyentes sintonizaran sus radios.

El programa de Radio Progreso se enviaba a las estaciones repetidoras por un sistema idéntico al de la CMQ, es decir lineas telefónicas de la mejor calidad disponibles en ese momento, con respuesta de frecuencias entre 50 y 5000 ciclos por segundo y baja distorsión.

Tanto Estrada como Rivero mantenían un fraternal intercambio técnico acerca de los dos transmisores más potentes que operaban en Cuba y en no pocas ocasiones ante averías o la necesidad de una pieza dañada, las dos empresas, CMQ y Radio Progreso, cooperaban para mantener en el aire sus equipos.

Hay que destacar que los muy costosos tubos o válvulas transmisoras de potencia había que mantenerlos en rotación para que preservaran sus parámetros técnicos, sobre todo los de la etapa final de potencia de radiofrecuencia y la etapa moduladora simétrica de alta potencia.

1962: El Año de la Crisis de Octubre que puso en máxima tensión todos los recursos técnicos del recien nacido Instituto Cubano de Radifusión

Después de la invasión mercenaria por las playas de la Ciénaga de Zapata, los técnicos de la Oficina de Coordinación de la Radiodifusión del Ministerio de Comunicaciones respondieron al llamado de la dirección de la Revolución para mejorar lo mas pronto posible tanto el servicio de radiodifusión por ondas medias como las transmisiones de televisión.

Lograr una mayor cobertura del archipíelago cubano por la banda de 540 a 1600 kilociclos fue todo un éxito gracias a un dinámico proceso de reubicación de transmisores.

El mejor ejemplo fue la creación de un Centro Transmisor de Ondas Medias en el Caney de Las Mercedes, provincia de Oriente, donde nacía la Ciudad Escolar «Camilo Cienfuegos».

Aprovechando inteligentemente dos transmisores de fabricación norteamericana que estaban ubicados en La Habana, el Ingeniero Estrada y su grupo técnico los sometieron primero a un mantenimiento capital, para después desarmarlos y trasladarlos cuidadosamente a Oriente, con el objetivo de dar servicio, por primera vez en la historia de la radio en Cuba a una gran parte de la Sierra Maestra y áreas de la costa Sur, al escoger frecuencias en la parte baja de la banda de ondas medias que son las que mejor se propagan por onda de superficie.

Decisiones bien pensadas, como fue utilizar el transmisor de reserva de la CMQ, cuya potencia era de 5000 Watts para la CMBF, cambiando su frecuencia de operación de los 630 kilociclos a los 950 kilociclos, lo que hizo posible utilizar el equipo RCA de 10000 Watts de la CMBF para llevar la radio a la Sierra Maestra.

Algo similar se hizo con el equipo de CMBZ Radio Salas, que era de 5000 Watts, el cual fue trasladado al Centro Transmisor de Las Mercedes, dejando en La Habana un equipo de 1000 Watts que en los 660 kiloHertz cubría perfectamente la capital.

Al constituirse el Instituto Cubano de Radiodifusión en 1962, todos los activos y pasivos de la antes mencionada Oficina de Coordinación de la Radiodifusión, pasaron al nuevo organismo. Esto incluyó los transmisores y radioenlaces que fueron operados por el ICR hasta que en 1967 pasaron nuevamente al Ministerio de Comunicaciones.

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