La voz de los periodistas y locutores

Es difícil encontrarse a un  profesional de la comunicación radial que su voz trasmita  tristeza o una antipática impresión de su personalidad. No hay que ser un virtuoso para poder hablar eficazmente pero, de cómo se dice, de la forma que se habla, se sabe quién es la persona que se dirige a una audiencia. El oyente es muy sensible a captar estados de ánimos. 

¿Qué se debe entender como una buena voz? La voz  debe permitir una comprensión del discurso, de manera que llegue con claridad el mensaje. La voz necesita de una intensidad y de un alcance adecuado. Las palabras deben articularse de tal forma que  ninguna sílaba resulte oscura o confusa. El oyente debe estar claro y seguro  de todo lo que se le ha dicho. 

Una voz que reúna un timbre cálido y simpático refleja una personalidad equilibrada, un intelecto despierto, una percepción sensorial aguda y un maduro sentido de la vida social.
La apatía intelectual, la indiferencia, la inhibición y las emociones reprimidas constituyen obstáculos en la comunicación radial y para las relaciones interpersonales.

La voz del locutor y del periodista eleva su calidad y simpatía a través del enriquecimiento de las cualidades personales. Una voz sincera, franca, abierta al diálogo es muy apreciada por los perceptores. No olvidemos que desde niño el hablar es una aptitud adquirida. Los seres humanos aprendemos a hablar gracias a los estímulos del ambiente que nos rodea.

Expertos en foniatría consideran que el modo de la comunicación oral se determina por tres factores: orgánicos, de ambiente y otro de carácter personal. Una laringe pequeña con cuerdas vocales cortas produce una voz de tono más alto que una laringe grande con largas cuerdas vocales. Una dentadura defectuosa suele producir vicios en la pronunciación, hasta las caries en los dientes de un locutor o periodista afectan la calidad del sonido, por el nivel de estrés que estas provocan en el organismo. 

Hablar con un aplomo adecuado, sin exagerar los tonos, donde no exista timidez, lloriqueo, o monotonía revela una capacidad de adaptación al entorno. Los locutores como los periodistas deben acercarse  a contenidos de psicología y estudiarlos, porque las condiciones de una buena voz no sólo dependen de las características físicas, también es consecuencia de las peculiaridades espirituales. La voz es un auténtico indicio de la personalidad.

 

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