De la radio comunitaria a la radio on line

Al decir del Premio Nacional de Radio, Ignacio Canel Bravo, ¿y si falla la tecnología?, él prefiere seguir en la agilidad del periodismo de oficio que enamoró al Gabo (Gabriel García Márquez), mientras teclea con agilidad su máquina de escribir, quizás un cigarro y la vieja redacción donde el debate está a flor de piel y se enciende un tema con la agilidad de salir a cubrir la noticia, buscar fuentes, tirar la foto, cuando las cámaras eran pocas.

No niego el desarrollo, solo que disfruto a ese hombre – pulpo de las películas y algunas comunidades latinoamericanas y cubanas, a veces en extinción, donde en la Radio Comunitaria se puede escuchar sobre el pariente que murió, el recién nacido, la gracia de tal joven, el transporte que no salió, el medicamento que está en camino.

Me viene a la mente aquel tallerista de un país vecino, en el Instituto Internacional de Periodismo, cuando nos contaba que para humanizar el micrófono recordaba a Chencha la lavandera vecina, igual ante la cámara fría que nos adentra en cualquier familia como Pedro por su casa.

Pero hablamos de la Radio Cubana y volvemos a Félix B. Cagnet y ni siquiera cuando se ve el culebrón latinoamericano o las muy de investigación social del gigante O’ Globo, de un Brasil de miradas azules, verdes o sólo de hermosos y buenos actores, ni siquiera recordamos que iniciaron en Cuba.

Incluso las coreanas de escenarios poderosos y mayormente cortos emporios de alto nivel de vida, recordamos que el primer llanto fue “El derecho de Nacer”, una novela radial que al igual que Chan Le Po paraba a Cuba y se amplificaba en las calles de La Habana primera en la novela radial, que después fue cine, o televisión y hoy producto USB, DVD, You Tube…

Ya recordaba Andrés Mazorra, cómo escapaba de sus estudios de Artes y Oficios para ver transmisiones en vivo, cómo se transmitía desde un estudio y se preparaba el próximo programa. O de la toma de la Radio por la mujer porque hoy somos más. Rememoraba a la radio que ayudó a fundar en Etiopía, Radio Tate, la primera vez que “desembarcó” cuando era Isla de Pinos la Isla de la Juventud para dirigir aquella radio regalo de un padre a sus hijas.

Incluso, recordó más acá al Evo Morales aprendiendo de Radio y recibiendo la ayuda del propio Mazorra y otro joven de Camagüey.  Fue volver a vivir historias junto a Pedro Martínez Pires, de Radio Habana Cuba, en la Asociación Cubana de Naciones Unidas (ACNU) y un colectivo de Radio de varias emisoras.

Con Internet la radio se enriquece, me sirve como la herramienta de muchas utilidades que es. Ya decían los de más experiencia, la radio siempre va a tener la forma de informar, la inmediatez, ahora tendrá que vérselas en el cómo llegar a la gente. De hacer archivos se encargan personas como el “joven” director del programa de Nuestra América, en Radio Habana Cuba, con más de 10 mil cintas de archivos.

Así esa emisora también recordó a los que han pasado por allí, por mencionar algunos: Leo Brower, César Portillos de la Luz, Roque Dalton.

Internet posibilita volver a al hombre o la mujer orquesta de la radio comunitaria, como decíamos en el programa A Buena Hora, de Radio Taíno, sin negar el desarrollo, aprendiendo las utilidades del trabajo en equipo, a llegar a todos los públicos, a diversificar las maneras de interactuar.

Con el periodista Ramadán Arcos y el colectivo del programa y Milena Recio, máster en Comunicación y profesora del Instituto Internacional de Periodismo José Martí conjuntamente con la audiencia, en un todo por el país de varias emisoras en dúplex: la palabra es el concepto: la voz es la imagen, ¡Claro que se puede viajar en ida y vuelta de la radio comunitaria a internet!, porque “Seguimos Haciendo Radio” en un “Sonido para ver” y mientras me sigue la voz de César Arredondo en Radio Rebelde, me deja en el juego de las palabras de 92 años de la Radio Cubana.

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