La fortaleza de un medio está en su sostenibilidad

Cada soporte tiene características especificas para los que se deben emplear formulas atractivas desde el medio tradicional hacia las nuevas «arterias» digitales de la comunicación. Si solo pretendemos impresionar utilizando los elementos modernos para hacer creer que estamos utilizando el último «grito» de la tecnología, lo más seguro es que no alcancemos el éxito porque, ante todo, es necesario el convencimiento de que los cambios que se están estimulando son provechosos e inevitables.

No podemos proponer una receta establecida que permita decir de tal o cual manera se debe estructurar un programa radial y menos aún hoy. Todo depende de la creatividad del radialista cuando sobrepasa la imaginación y las barreras han pasado de ser físicas a mentales.

La imaginación, elemento clave para el discurso radial, abre múltiples posibilidades para el encuentro diario con el oyente. Entonces, lo mejor es pensar en una estructura flexible, con diversas formas de iniciar el programa, diferentes saludos y cierres, recursos, formas de abordar al oyente, recibir o despedir la intervención telefónica, presentar canciones, entre otras formas de manifestar la comunicación.

Presentar la misma estructura de inicio cada día como si fuera una camisa de fuerza; pre-establecer el trabajo a realizar siempre de la misma manera no permite una eficaz grafica del programa. Es imprescindible ya un manejo de recursos, un mejor uso del tiempo al aire para pretender en cada emisión lograr impacto con los contenidos que se propongan para lograr atraer a los oyentes.

La clave está en esa dosis de imaginación que seamos capaces de emplear para conseguir atrapar los públicos todos los días y dejar una información nueva o enriquecida con elementos desconocidos. En el cambio siempre habrá posibilidades de mejorar.

Recurrir a las investigaciones sociales para conocer el reclamo y valoración de los públicos sobre el trabajo del medio será una necesidad impostergable y lograr que el público se sienta comprometido con los resultados del medio, lo hace más fiel a la responsabilidad de los éxitos y también de las fallas. Lograr un sentido alto de pertenencia no solo en los que hacen el producto sino a los que aprobemos su colaboración, admitimos que la contribución constituya un aporte de todos

En este sentido, supone mecanismos interactivos a los que debemos recurrir sistemáticamente tanto con los públicos internos como externos. El debate, el taller, los intercambios de ideas, la exposición de nuevos proyectos, procurar la diversidad de criterios y alentar un archivo de proyectos permiten conformar el criterio de que la radio en cuestión tiene salud y además posee reservas en espera de su empleo.

Cualquier institución cuyos directivos se crean lo suficientemente preparados para no tener que hacer partícipe de sus decisiones a los subordinados marcharía por un rumbo errático, y peor andaría si por incapacidad no tiene la suficiente confianza en sus subalternos para advertir sus limitaciones. Es menester practicar lo participativo al adoptar decisiones colectivas.

Por supuesto, cada institución tiene sus singularidades, sus formas tradicionales de participación, identidad, representación, temores y prejuicios que no siempre son fácilmente visibles. Por ello es adecuado preguntarse sobre como lograr corresponder ante el sistema de relaciones colectivas, como legitimar ese estilo cotidianamente ante la comunidad donde se desenvuelve, qué juzga esa misma comunidad como válido, natural, esencial.

Valorar sistemáticamente esta participación e ir renovando con ideas nuevas y fórmulas diferentes la participación para asegurar un clima de confianza y de pertenencia estable y a las vez renovador, es parte del camino.

La sostenibilidad de un proyecto comunicativo no es igual a recursos económicos o luchas por mantener «viva» la emisora. La sostenibilidad de un medio, según algunos teóricos, pasa por tres escenarios: sostenibilidad social, sostenibilidad institucional y sostenibilidad económica.

La sostenibilidad social tiene que ver con las relaciones que el medio establece con los públicos y miembros de la comunidad, cómo establece el contacto con los oyentes y estos a su vez con la emisora por ser esta un canal de ocupación de sus preocupaciones y necesidades, pero lo más significativo para los oyentes es su apego a la credibilidad y a la sencillez comunicacional.

La sostenibilidad institucional son estándares que pueden dar prestigio a su identidad, ella en sí misma es capaz de incorporar la capacitación de sus profesionales con el objetivo de fortalecer y brindarle un mayor rigor a los productos comunicativos.

Aunque aumenta el sentido de la gestión económica en cualquier actividad de la sociedad moderna, la sostenibilidad económica, es la que quizá más se conoce y menos se tiene. Es la gestión que se realiza para favorecer el proyecto comunicativo con recursos que le permitan su permanencia en el dial.

Hoy no se puede pensar que seremos sostenibles por simple deseo, sino que debemos formularnos los principios básicos de ese concepto y hacer significar a todos, los que de una manera u otra, participan en el medio.

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