Cuba: El derecho a la cultura

Coincide la fiesta del cine, con la Feria Internacional de Artesanía, encuentro comercial que acoge por estos días en el recinto expositor de Pabexpo; a expositores de 18 países. El público en concurrencia masiva avala el prestigio en espiral de la cita, por la calidad de sus muestras.

Diciembre viene de la mano de jubileos y celebraciones para despedir un año envejecido y dar la bienvenida al nuevo calendario. Así aumentan expectativas y euforias, multiplicadas en bailes, canciones, sonrisas renovadas en grandes parques, tribunas, teatros, salas de conciertos, espacios para interactuar entre hacedores de culturas y sus públicos, con fácil y masivo acceso a todas las convocatorias e instalaciones del país.

Aún recientes las palabras del viceministro de Cultura cubano, Fernando Rojas: “En Cuba damos mucha importancia a los espectáculos públicos, donde artistas profesionales y aficionados unen su talento como expresión de reconocimiento de los derechos colectivos». Luego recordé mi estancia de trabajo en el lejano Paraguay donde el precio de entrada a una sala de cine, o de vídeo, es tan cara, o impagable, que se convierte en un lujo imperdonado para un sencillo mortal de este mundo.

También pensaba en mis soliloquios que a veces, quien posee un tesoro, no lo estima en su más profunda dimensión del valor, con sus positivos impactos sociales, espirituales.

A veces gratis. Otras, de muy fácil acceso, la Cultura en esta latitud es riqueza y divisa. Tesoros de las artes para todos, todas y para defender y adorar.

Autor