Desde las cuadras, mi país

En los momentos más difíciles participaron en la organización y distribución de alimentos y bienes de consumo en un país acechado por fuerzas foráneas. Siempre, Con la Guardia en Alto, ha mantenido y mantiene permanente vigilancia de la propiedad social y de los vecinos. Fueron los CDR los ejecutores de las grandes campañas de vacunación que erradicaron para siempre en nuestra Patria flagelos tan mortíferos como la poliomielitis. Los CDR tuvieron igualmente la misión de forjar una cultura de salud mediante conversatorios organizados a nivel de barrio con la participación de personal especializado. También esta vibrante organización, de conjunto con la igualmente gloriosa Federación de Mujeres Cubanas, incorporó miles de amas de casa al estudio y al trabajo.

A través de los CDR se impulsó, desde los primeros años del Triunfo de la Revolución, el desarrollo de una cultura de ahorro y optimización de recursos mediante la recogida de materias primas.

Junto a tantas y disímiles tareas asignadas por la Revolución a los CDR, se destacan las donaciones de sangre, gesto que ha demostrado el sentimiento humanitario del pueblo cubano, donando incluso a otros pueblos que la han necesitado ante desastres naturales. En tan noble acción como las donaciones de sangre, pueblo, CDR y Revolución se identifican como una sola fuerza.

Cincuenta años, medio siglo de marcha firme y resuelta en defensa de la Revolución, porque CDR, pueblo y Revolución significan lo mismo. Un país que crece y se agiganta desde cada cuadra, para hacerse invencible.

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