El encendido del alumbrado patrio en México

 

Siete días exactamente antes de la celebración del Grito de Dolores, que en 1810 diera inicio a la guerra por la Independencia mexicana, en todas las plazas de la nación tiene lugar una ceremonia original, lo que ellos llaman: «Encendido del Alumbrado Patrio». Tuve la oportunidad de presenciarlo por primera vez en mi vida, y su escenario fue la Plaza de Armas de la ciudad Victoria de Durango, amplia instalación – a lo que en Cuba llamamos parque – que abarca una manzana en su pleno centro histórico, abarcando desde las avenidas «20 de Noviembre» y «5 de Febrero» y las calles «Juárez» y «Corredor Constitución».

Antes de la ceremonia, la Plaza de Armas, colmada de público, vibró con la amenidad musical de alumnos de la Escuela de la Música Mexicana del Estado de Durango, institución que fundó y dirige la Mtra. Lilia Santaella, amiga de Cienfuegos y de Cuba. Al sonido del Mariachi Juvenil, los bailes regionales del grupo de Danza de la Escuela de la Música Mexicana y las interpretaciones del grupo Voces de Durango, los allí presenten cantaron y corearon piezas musicales que simbolizan la identidad de México. La Verbena contó con el auspicio del Instituto Municipal de Arte y Cultura (IMAC).

Poco después de las 8 de la noche arribó la comitiva de autoridades del gobierno, encabezados por el Dr. Esteban Villegas Villarreal, recién electo Presidente Municipal, ya en funciones desde el pasado 1° de septiembre. Tras emotivas palabras con alto sentido patriótico, el Dr. Villegas recordó a los presentes que las Fiestas Patrias sirven para recordar a las mexicanas y los mexicanos «quiénes son y de dónde vienen», así como su compromiso con los más necesitados.

Momentos después se apagaron todas las luces del alumbrado público de la Plaza de Armas, quedando totalmente a oscuras con las solas luces de tres reflectores que enfocaban una escenificación de personas que representaban a los patriotas Miguel Hidalgo, José María Morelos y Leona Vicario. Minutos más tarde, de improviso y para emoción de los presentes, cobraron luz 320 piezas alegóricas a la nacionalidad mexicana y cerca de allí ya se podía vislumbrar radiante el símbolo del águila sobre el nopal mordiendo a la serpiente, emblema que aparece al centro del pabellón nacional de México. Desde antes un juego de luces en movimiento provocaba un radiante efecto sobre todo el frente de la Catedral, localizada frente a la Plaza de Armas en plena Avenida «20 de Noviembre». Tras las luces de los emblemas empezó toda lluvia de fuegos artificiales con los colores verde, blanco y rojo de la bandera mexicana.

En aquel preciso momento se pusieron en marcha, igualmente iluminados, dos relojes florales: uno de ellos en el bulevar «Dolores del Río», y el otro en el Bulevar «Felipe Pescador». Vale decir que las 320 luminarias alegóricas se extienden a lo largo y ancho de la ciudad.

Allí en medio de tanto fervor patriótico de mexicanas y mexicanos se mencionó el significado de los colores de su bandera: el verde que simboliza la esperanza; el blanco, la pureza; el rojo, símbolo de la pasión heroica de todos los héroes de la Independencia.

Durante el «Encendido del Alumbrado Patrio» las mexicanas y mexicanos dejan a un lado sus diferencias y miran juntos lo que les une como hijos de la tierra que les vio nacer.

Ahora queda pendiente la celebración culmen del mes patrio: el Grito, que tradicionalmente en cada municipio mexicano tiene lugar en la noche del 15 de septiembre, y que recuerda la madrugada cuando Miguel Hidalgo declaró solemnemente que México es una nación independiente.

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