En Cuba, por qué votamos

En Cuba, su pueblo goza del derecho de proponer en abierta reunión de vecinos, con argumentos libres, a los coterráneos que considere con condiciones para, a mano alzada, nominarlos como candidatos a los sufragios, que en esta primera etapa de las elecciones generales constituirá las estructuras de Gobierno en los municipios.

Cuba reconstruye y pule su proyecto económico y social, sin apartarse de su senda socialista, apegada al ideario fidelista del Moncada, y que en su permanente renovación demandará de las estructuras gubernamentales de municipio una mayor responsabilidad en la ejecución del perfeccionamiento de la sociedad.

Para ello, nuestros propuestos deben contar con cualidades políticas y conocimientos de gestión administrativa que le permitan decidir y trabajar en consecuencia, sin al final son elegidos.

Como se prescribe en la Constitución de la República y la Ley electoral cubanas, el postulado, sea hombre o mujer y sin importar el color de la piel, creencia religiosa u orientación sexual, puede llegar a formar parte de las Asambleas Provinciales del Poder Popular o del Parlamento Nacional.

Y es allí donde radica lo medular de la selección de aquellos que sean capaces de mantener y mejorar de forma continuada las bondades del socialismo en beneficio del pueblo cubano, que se traduce en aspectos tan importantes como una reconocida y gratuita educación para nuestros hijos, desde primarios niveles hasta la profesional universitaria.

Es más, que mientras nos preparamos para las asambleas de nominación en el barrio, lo hacemos con la tranquilidad de que este lunes más de 1 millón 800 mil educandos comenzaron el presente período lectivo uniformados adecuadamente, sin que costara un centavo la matrícula en ninguno de los niveles académicos, y con la seguridad de una adecuada base material de estudios, adquirida en su mayor volumen por el Estado en el exterior, mediante una considerable erogación de divisas

A ello hay que agregarle, no obstante un criminal bloqueo, que contamos con una salud pública que sin costo alguno nos beneficia, incluso a aquellos asalariados y mercenarios que siguiendo dictados del amo yanqui y bajo la mal denominación de «disidentes», intentan vanamente desprestigiar al sistema social que les brinda elementales y muy necesarios servicios públicos, por los que en muchas partes del mundo se lucha en las calles, y que cada vez son más recortados mediante fórmulas antipopulares.

En Cuba votamos, reitero, la inmensa mayoría del pueblo, porque no se nos reprime en las calles, esas mismas que transito a cualquier hora del día o de la noche sin temor a ser conducido a mazmorras policiales y después formar parte de una lista de desaparecidos. Votamos porque podemos manifestar libremente en asambleas sindicales en centros laborales o en las rees de vecinos, convocadas por el Delegado de la circunscripción para rendir cuenta, inconformidades con medidas administrativas o malos tratos en dependencias estatales de servicios o de otra índole, con la certeza de que darán curso a mi imputación, aunque haya algunos morosos, pero sin represalias que afecten al ciudadano.

Votamos en Cuba porque los grandes cambios sociales son consultados con el pueblo y se tienen en cuenta sus aportes para hacerlos más viables, en el empeño de proseguir labrando nuestro presente y futuro sin recetas foráneas, por senderos de libertad y democracia socialista.

Los cubanos nos integramos en el proceso de elecciones a nuestra justa medida y sin patrones de dominación, y votamos con la premisa de elegir a los mejor dotados para ejercer el Gobierno de pueblo y conduzcan, en provechosa etapa, el humano proyecto que sin estancamiento fomentamos en la Mayor de las Antillas desde hace ya más de medio siglo y en permanente mejoría, no obstante la agresividad del imperio y sus vasallos.

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