Las guerras y la manipulación mediática de los derechos humanos

De hecho no se trata de defenderse de las acusaciones, se trata de educar en el ejercicio de los derechos allí proclamados como medio para que los individuos todos se acerquen más cada día al disfrute pleno de sus derechos.

De manera sistemática un material importante ha entregado Cuba a la Comisión de Derechos Humanos reunida en Ginebra, elaborado por el Ministerio de Relaciones Exteriores Cubano, en el que se expresa desde su título la concepción que sostiene: “Cuba y su defensa de todos los Derechos Humanos para todos”. Sobre ese informe no existe una sola noticia en el mundo. ¿Qué dice lo que no quieren decir las grandes empresas de “la información?

Lo que dice Cuba en esos informes entregados reiteradamente no le conviene a los círculos de poder norteamericanos porque argumenta de forma clara cómo la realización integral, universal y gratuita del derecho a la educación en Cuba para todos los niveles de enseñanza, incluido el universitario, garantiza la efectividad de la educación en derechos humanos y que cada ciudadano sea consciente y conozca plenamente todos sus derechos, así como los mecanismos institucionales y jurídicos que protegen y garantizan su realización. Sobran los comentarios.

La anterior administración norteamericana, en el llamado Plan Bush propuso desmantelar los sistemas de servicios básicos que hoy disfrutan todos los cubanos y establecer en su lugar esquemas que respetarían las exigencias de las recetas neoliberales, con las consabidas consecuencias de exclusión y marginación de los sectores sociales con menos recursos. Este tipo de tema sí ocupan primeros espacios en la prensa mundial.

Ese “famoso plan” norteamericano que no ha sido engavetado tiene la intención de destruir los libros de textos actuales y otros instrumentos didácticos y pedagógicos, que califican como “profundamente politizados”, sin el más mínimo respeto por la calidad intrínseca de su contenido. La tormenta de bombas “inteligentes” y los ríos de sangre y lágrimas del pueblo cubano – según las mentes enfermas de los agoreros de la consolidación del Imperio estadounidense a escala global -, “desbrozarían” el camino de la “libertad” y el “conocimiento” al pueblo cubano. Se desempolvarían libros de textos utilizados como herramientas de dominación neocolonial durante más de medio siglo, que hacían creer a los niños cubanos, entre otras cosas, que las tropas estadounidenses tuvieron que intervenir desinteresadamente en Cuba a fines del siglo XIX para liberarnos del colonialismo español y poner fin al derramamiento de sangre, ante la incapacidad de nuestros mambises de conquistar por sí solos la independencia de la Patria.

El Plan Bush es una de las más grandes mentiras de comienzo del siglo 21 que tiene como objetivo eliminar la sociedad cubana a como de lugar. En esos sueños imperiales se anuncia la eliminación del actual Sistema Nacional de Seguridad y Asistencia Social – que garantiza una cobertura universal -, y la privatización de los servicios de salud y educación, que dejarían de ser gratuitos y de acceso universal. En el caso de la educación, se proyecta la reapertura de escuelas para las élites, el desarrollo de la educación privada en todos los niveles de enseñanza y el cobro de la educación pública.

Los sueños de Bush hacia Cuba son los mismos de todas las administraciones: destruir el ejemplo de la Revolución. No se debe olvidar que en sus propuestas de derechos humanos se anuncia en el Informe de aquella Comisión un supuesto plan de inmunización contra las principales enfermedades de los niños menores de 5 años, como si necesitara algo así un país que garantiza la inmunización universal de su infancia contra 13 enfermedades, mediante 10 vacunas que se suministran gratuitamente, siete de las cuales son de producción nacional.

¿Y por qué quieren desmontar las instituciones que garantizan el ejercicio del poder por el pueblo cubano y desactivar las numerosas organizaciones que sustentan la participación plena de cada ciudadano en una sociedad civil de profundas raíces populares y de elevados valores patrióticos y solidarios?

Estas ideas imperiales han tenido y tienen eco en diversos medios del mundo y de tantas veces repetir una mentira buscan convertir en verdad ante el mundo para hacer guerras y destruir sociedades.

El caso actual de Libia, es un buen ejemplo para saber por dónde se camina y muchos se preguntan ¿Qué autoridad moral tienen los países occidentales para hacer estas intervenciones “humanitarias”, que en realidad representan los peores genocidios de las últimas décadas? Cada día los pueblos de los países que emplean sus hombres, sus armas y, sobre todo sus aviones de muerte en la guerra, están engañados con un montón de mentiras, gracias a la colaboración entre gobiernos, medios, fuerzas armadas, con la misma ocultada verdad, que significa masacre y destrucción total.

Todas las cinco guerras del Imperio hasta este minuto han sido presentadas como buenas. Si no se justificaban para “proteger los civiles de una masacre”, como fue en 1999 y ahora en 2011, eran para “respetar el derecho internacional”. Sin embargo, todas estas guerras son una violación del derecho internacional y de los derechos humanos.

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