Nacido en La Habana el 26 de diciembre de 1904 Alejo Carpentier fue un gran admirador de la capital de todos los cubanos acerca de la cual dejó constancia tanto en sus novelas, en un breve ensayo que escribió, así como en un programa que atendió durante casi dos años en la emisora Radio Habana Cuba.Ese programa se trasmitió semanalmente durante aproximadamente treinta minutos entre el 25 de octubre de 1964 y el 15 de septiembre de 1966.
En el programa inicial comentó sobre la vida y la obra de José Martí, acerca de quién aseguró: “José Martí fue llamado el Apóstol de nuestras libertades, pero, también, podría haber sido llamado el Profeta, por cuanto la realidad cubana de hoy se hallaba implícita en su pensamiento.”
Y sobre la vigencia del pensamiento de Martí igualmente Carpentier comentó en otra emisión del programa, en este caso la trasmitida el 8 de septiembre de 1966, que cuando se contempla a los hombres que fueron verdaderamente grandes se puede apreciar en ellos el don de una actualidad perenne.
Detalló que actuales en su tiempo, fueron actuales también para el futuro, para la posterioridad y además enfatizó que guías en su tiempo, esos grandes hombres fueron maestros también para las generaciones venideras.
“Tal acontece con nuestro José Martí, destacó, cuyo pensamiento sigue actuando en la historia contemporánea de América, por cuanto tuvo de actual sin fronteras, de actual ecuménicamente americano, diría yo, de actual para el presente y de actual para el porvenir.”
En sus intervenciones Alejo Carpentier trató además sobre otras figuras relevantes de Cuba, de América Latina y de diferentes partes del mundo, se refirió a las características de los géneros literarios, de modo muy especial la novela, tendencias y otras manifestaciones artísticas como la música e igualmente hizo referencia a La Habana, a la que consideró como la ciudad de las columnas.
De manera específica acerca de esto trató en el programa que he citado el 17 de junio de 1966
Alejo Carpentier manifestó que la vieja ciudad de antaño, llamada de intramuros, es ciudad de sombras, hecha para la explotación de las sombras –sombra ella misma-, cuando se la piensa en contraste con todo lo que le fue germinando, creciendo, hacia el oeste con una superposición de estilos.
Detalló que las casas empezaron a crecer y que mansiones mayores cerraron el trazado de las plazas, y las columnas –que no era ya el mero horcón de los conquistadores- aparecieron en la urbe. Inicialmente era una columna interior nacida en patios umbrosos, guarnecidos de vegetaciones.
Seguidamente detalló que después en muchos viejos palacios habaneros, en algunas ricas mansiones la columna fue elemento de decoración interior, lujo y adorno, antes de los días del siglo XIX, en que la columna se lanzara a la calle y se produjera aún en días de decadencia arquitectónica “la increíble profusión de columnas, en una ciudad que es emporio de columnas, selva de columnas, columnata infinita.”
Carpentier citó zonas y calles de La Habana donde se puede apreciar una gran cantidad y variedad de columnas en las edificaciones.
La Habana es ciudad que posee columnas en número tal que ninguna población del continente, en eso podría aventajarla.
La Habana podría llamarse con razón “la ciudad de las columnas” concluyó el famoso escritor cubano Alejo Carpentier en el programa radial que hizo durante algo más de 25 minutos en la emisión denominada La Cultura en Cuba y en el mundo, en la planta internacional Radio Habana Cuba, correspondiente al día 17 de junio de 1966.
Uno joya sonora que este día de aniversario 503 de La Habana, ciudad patrimonial no podemos soslayar a propósito de estar celebrando en este año 2022 el Centenario de la Radio Cubana.