La Radio Como Compañía

Es por ello que a la hora de definir que se debe transmitir es necesario que se tenga en cuenta varias cuestiones dentro de la construcción de una programación. Es imprescindible que exista previsión, para que se pueda hablar de programación; de lo contrario será solo la emisión sin que ello alcance impacto en el público.

La programación nace con conciencia de su alcance. Ninguna sirve para siempre por muy perfecta que sea. Para esto es necesario el uso y control sistemático de la calidad para detectar cuando la vida útil de un programa está llegando a su fin. Una programación presupone una emisora con sus características propias; es decir, no existe una programación válida para todas.

En la radio, a diferencia de la televisión, su programación debe responder a una producción propia. Aunque no son todos los aspectos que se deben tener en cuenta si son, además de los públicos, requerimientos indispensable para cumplir la misión de compañía, una de la particularidad que tipifica a este medio.

Las recomendaciones anteriores, referentes al mantenimiento de la programación de una emisora por un tiempo determinado, no constituyen un capricho o una simple ocurrencia. Un acercamiento a las teorías que hablan del sentido, de la lógica popular y de la vida cotidiana nos sugiere que las programaciones cambiantes y las radios que supeditan sus espacios a contenidos de organismos y organizaciones difícilmente lograrán posicionar un perfil o una personalidad en sus respectivas audiencias. Para autores como Daniel Prieto, en el campo de la comunicación «…es imposible vivir sin rutinas, es imposible una vida cotidiana plena de sobresaltos y de rupturas. Todos necesitamos de ciertos ordenamientos, todos los buscamos»

El diseño de una programación es una labor sumamente importante, que merece investigación, reflexión, discusión y acuerdo dentro de un equipo de programación. Esta tarea, previa a la promoción y puesta al aire de todos los programas, debe tomar en cuenta todas las variables que están en juego, cuando de atender a su función se trata:

El reto de la radio consiste en que un director de programas sea capaz de interiorizar el perfil de la emisora y luego entonces centrar su interés en el mundo del espectáculo y el de la información, que propicie nuevas alternativas con un leguaje único, diferente, interesante, atractivo y abra nuevos horizontes en el servicio al aire.

En cada diseño de programa debe establecerse de ante mano como o sobre que base estableceremos la comunicación con el público que puede ser a través de él o los comunicadores, los contenidos o la música.

En el primer caso se corre el riesgo que al no estar los comunicadores habituales se afecte la audiencia, en el segundo caso es fundamental el planeamiento de los contenidos para prever con tiempo los temas y la recurrencia de los mismo en el interés de los públicos y en el tercero ser fiel a la propuesta musical y no cambiarla para buscar una audiencia fácil pues ello desmerita el prestigio de la emisora. Ninguna de las tres formas son absolutas pero no hay duda que los resultados alcanzados en este sentido muestran la conveniencia de tener en cuenta a la hora de hacer los proyectos. Junto a estos criterios hay que tener presente la distribución horaria para la planificación diaria o fin de semana.

La calidad es un factor de importancia primaria en la programación de toda emisora. La calidad se integra mediante la combinación de una excelente programación con un equipo de creativos agresivos. Esto no quiere decir que esa agresividad se traduzcan en la introducción de modificaciones sistemáticamente, copiando modos de hacer de otros creadores que han tenido éxitos. Todo este esfuerzo profesionalmente integrado y sistematizado constituye la producción de la estación.

El posicionamiento de la programación responde a variables muy diversas de respuesta en el contexto social: la calidad y el equilibrio de la programación, la sutil y permanente identificación de la emisora, la oportunidad y veracidad de la información noticiosa, la autenticidad de las virtudes anunciadas mediante los mensajes, el dominio del auditorio que conforma la moral y carisma de la emisora. El costo del posicionamiento es en razón directa de la excelencia de la calidad y el servicio.

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