Recuerdo siempre cuando comenzó la implementación de este Programa. Justo en los bajos de Radio Camoa, funcionó un aula improvisada en pleno contacto con la naturaleza, bajo la sombra de un frondoso Flamboyán trascendieron hermosas jornadas de enseñanzas para aquellos infantes.
Allí señoreó la ternura dibujada en canciones infantiles, en colores, figuras, poesías; allí emprendieron los primeros pasos que les llevarían hasta la escuela.
Aunque dice un antológico tango ¨que 20 años no es nada¨, lo cierto es que sí ha sido significativo ese período para esta modalidad de enseñanza, distinguida por su influencia en el desarrollo integral de los niños.
Sin dudas esta atención educativa a la primera infancia resulta esencial para el comienzo posterior de la escuela; constituye una base sólida y de familiarización para el educando y propicia un mejor lenguaje y motricidad.
El programa Educa tu hijo enseña a la familia, crea un vínculo especial con la comunidad e insta a la responsabilidad con la formación de los hombres y mujeres del mañana desde los primeros años de vida.
Posee un enfoque intersectorial, interdisciplinario e interinstitucional y cuenta con el apoyo de las organizaciones de masas y sectores como la salud, cultura, deporte y agricultura.
Considero que se suma también a este Programa tamaña sensibilidad al incluir entre sus objetivos la atención a niños que viven en zonas montañosas, aquellos que permanecen largos períodos hospitalizados y a los hijos de personas internas en centros penitenciarios.
Un logro más para Cuba, en ese empeño por cultivar el saber, por infundir amor y proteger a quienes José Martí llamó ¨la esperanza del mundo¨