No podemos fallarle al enorme esfuerzo del país. Nos va la vida en ello: la tuya, la de tu familia, la de tus amigos, la de tus vecinos. Se terminó el tiempo del titubeo, de la justificación. Es hora de quedarse en casa, de recogerse, de aprovechar y reencontrarnos con nosotros mismos, con nuestra familia.
Llegó la hora / Mensaje a los cubanos
El aislamiento social es inexcusable para ayudar a nuestras autoridades y al valiente personal de la salud en la batalla contra este nuevo coronavirus.Ese será el mejor aplauso.
Es hora de resistir unos días con lo que tenemos, con lo imprescindible que ya tenemos. Mire bien. Nos podrá faltar esto o aquello; pero tenemos la vida. Así de sencillo y de directo.
Es hora de dejar la calle y salir solo a lo indispensable que no es, por ejemplo conversar animadamente en un parque sin nasobuco como en unas vacaciones, ni jugar dominó, como lamentablemente he visto.
Es hora también, sea remarcado, de crear, de articlular, de reinventar otros mecanismos de distribución en el barrio para que las colas disminuyan sensiblemente de una buena vez. Y de que cada institución, incluidas aquellas de primera necesidad, ajuste coherentemente sus estrategias para no crear ansiedades.
Es hora de sancionar a los indisciplinados.
Somos un pueblo de gente que se mira a los ojos, que siente la necesidad de tocarse para reconocerse. Pero no es momento de fiesta ni de visitas. Si me quieres y sé que sí, mantente lejos. Ya habrá tiempo de agasajos y de celebrar la victoria de la vida.
Es hora de coronarse de responsabilidad.
Como ciudadano, como cubano y como periodista, desde el amor, entendí mi deber compartir estas palabras.
Y a ti Cuba, Cuba mía, patria nuestra, con la fuerza de tu historia, de tus héroes, de mis muertos queridos, en ti confío. Y a ti me abrazo desde mi propia casa que es ahora mismo la manera de abrazarme a mi familia, a mis amigos, a mi gente. Es la única manera de salvarnos.