Difusión musical: Magia o Sabiduría

Para hacer una difusión musical de acuerdo a las políticas que están establecidas lo que primero es que se haga una interpretación correcta de cómo un medio puede enfrentar en su programación un espectro musical donde estén presente los mejores valores musicales y reflejando los géneros y épocas de acuerdo a la estructura de creación de cada momento. Por otra parte la programación debe estar estructurada de manera tal que de cabida a lo planteado arriba, esto es básico para poder corresponder con el universo creativo de manera racional.

Por otra parte de nada vale que se tenga teóricamente una programación bien concebida estructuralmente y no se cuente con los profesionales capaces de dar respuestas a las exigencias de calidad y representatividad que se requiere así como la inclusión en cada programa para que sea atractiva cada obra.

Dicho esto, que parece lo más lógico y sensato, se necesita mantener un flujo de información al creador para que éste pueda tomar las decisiones adecuadas del movimiento de las obras para tenerlas en cuenta a la hora de producir el programa y a su vez que el conjunto de la programación sea coherente con la factura de los demás creadores.

También es necesaria que tengamos claro la política de promoción de cada artista que en muchos casos es espontánea, la que él mismo se proporciona o gestiona con los directores y no con el medio. Por lo que a veces queda reducido a un programa y no al resto de la programación y ello va en perjuicio del artista porque su promoción no esta considerada de forma integral en ese medio.

Cuando las empresas que representan a un músico concretan un plan de promoción con los medios e imponen de esto a los directivos y especialistas de cómo trabajar adecuadamente la promoción de una obra o un fonograma lógicamente hay mayores posibilidades de éxitos en lo que se aspira aunque esto no quiera decir que siempre el éxito de la obra a difundir sea un hit porque ya esto obedece a otras reglas de la difusión.

Hagamos un alto en la descripción de este problemas y veamos algunos aspectos medulares en la difusión musical. Primero no se difunde solo la producción artística del momento sino que hay que combinar obras de todos los tiempos y géneros como se apuntaba al inicio, hay que escoger de ello lo que más represente la identidad nacional y lógicamente, y porqué no, lo que sea reconocido por el público, elemento importante a tener en cuenta, porque si todo lo que se ha concebido no es asimilado por los oyentes no se ha logrado nada, hay que ponerse en su posición y ofrecerle desde ese prisma lo mejor. También vale que se hagan propuestas por encima siempre que estas no sean muy alejadas de su patrón o sus gustos.

Otro elemento importante es que se trate de abarcar al mayor público posible, siempre y cuando no sea un propósito de llegar a un publico especializado y entonces estaremos hablando de un programa de baja audiencia.

Hay importantes elementos para trabajar con un nivel de profesionalidad alto y con menor riesgo y en ello, están presenten en primer orden, las investigaciones sociales, las que corresponden actualizar al colectivo de creación de un caudal de información que posesione a cada realizador con las herramientas necesarias para saber que espera su público y cuáles son las tendencias de ese momento. También la autopreparación que cada creador se proporcione y en este aspecto alcanza mucho más valor, puesto que está dirigida a lograr las ausencias que cada uno es capaz de reconocer.

El elemento capacidad posesiona al creador con un poder de decisión mucho más cómodo, pero además logra una comunicación con el artista o con el músico mucho más fluida y de mayor comprensión.

Queda solo un aspecto al que le dedicare las ultimas líneas de este análisis de la difusión musical y que todo difusor debe tener en cuenta; no es posible que a un creador musical el difusor le pueda decir que debe o no crear y de igual manera ese respeto se debe exigir para el difusor, este difunde lo que del conjunto de creaciones musicales sea de mayor valor cultural, reúna los requisitos de calidad imprescindible, tenga la suficiente capacidad para comunicar con su audiencia y lógicamente tenga las característica para ser contemplada en el espectro musical de su programa.

Nadie podrá juzgar a un director de un programa musical que decida la difusión de obras musicales teniendo en cuenta estos aspectos ni podría un músico decir que su obra no se difunde en tal o más cual programa porque el director no quiere, porque en realidad lo que esta sucediendo es que se ha hecho un estudio profesional correcto y es por ello que en determinados casos puede que una obra no sea de interés para la difusión en un programa determinado y ello no es motivo para pensar ligeramente que han incidido otros factores que distan mucho de ser profesionales.

Luego entonces la difusión musical es un acto de creación artística donde es fundamental un alto grado de nivel profesional, preparación cultural y dominio de las estructuras promocionales. Conocer y tener comunicación actualizada con las nuevas tendencias creativas musicales no solo en el país sino del extranjero y de éste lo que más esté relacionado con el quehacer nacional.

En Cuba la difusión musical necesariamente requiere de valores culturales y para ello se tienen en cuenta el caudal de artistas musicales y agrupaciones de todo tipo, formados en las mejores escuelas, con los mejores profesores y con una tradición musical tan importante como las academias.

Lógicamente cada artista requiere la promoción de su obra y para ello dispone, como en ningún otro lugar, de un sistema de medios de comunicación de bien público de forma gratuita para ello, desde luego este sistema responde a una estrategia de promoción cultural por encima de los intereses particulares de los artistas y los difusores.

Es importante que las relaciones de promotores, medios y artistas sean cada día mucho más estrechas para que redunden en una difusión musical formadora de valores culturales y gustos estéticos en concordancia con la masificación de la cultura.

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