Noticia y Noticiabilidad

Ramonet afirma que los periodistas se han reducido a mantenerse en las redacciones como obreros que retocan los partes de las agencias.

“Antaño el periodismo tenía una organización triangular: el acontecimiento, el intermediario y el ciudadano. El acontecimiento era transmitido por el intermediario, es decir, el periodista que lo filtraba, lo analizaba, lo contextualizaba y lo hacía repercutir sobre el ciudadano. Ésa era la relación que todos conocíamos. Ahora este triángulo se ha transformado en un eje. Está el acontecimiento y, a continuación, el ciudadano. A medio camino ya no existe un espejo, sino simplemente un cristal transparente. A través de la cámara de televisión, la cámara fotográfica o el reportaje, todos los medios de comunicación (prensa, radio, televisión) intentan poner directamente en contacto al ciudadano con el acontecimiento”. (Ramonet, Ignacio: s/f)

Es un hecho que vivimos en lo que Nicholas Negroponte llama «sistema abierto», donde se compite con imaginación, no con llaves o cerraduras.  Hoy en día la información viaja a velocidades inconcebibles, a mil millones de bites por segundos; esto significa, que a través de una fibra tan gruesa como el cabello de una persona se pueden transmitir todos los ejemplares de un periódico con cien años de vida en un solo segundo.

Estos datos resultan muy importantes, pues de ellos partió el profesor Martínez Albertos para alertar que  en la elaboración de los mensajes y en la elección de los contenidos –especialmente de los medios en la red- “el usuario” puede ir reemplazando progresivamente la figura del periodista, que de hecho puede desaparecer como eslabón imprescindible dentro de la cadena de producción de relatos y comentarios. Albertos añade que como consecuencia de la desaparición de los periodistas “cabe afirmar que irá desapareciendo también el respeto y la observancia de las pautas deontológicas propias del ejercicio del periodismo.

La deontología profesional periodística es un orden normativo que afecta a la actividad periodística.  Es el conjunto de normas específicas de la profesión que regulan la conciencia profesional de un informador. Están basadas en dos principios básicos: la responsabilidad social y la veracidad informativa. Además, exigen del profesional un continuo reciclaje y auto perfeccionamiento.

Ahora bien,  las nuevas tecnologías al hacer más fácil el almacenamiento y el acceso al conocimiento y a las informaciones –a través de las bases de datos- deberían facilitar, en principio la información a profundidad, pero esto raramente sucede debido a la organización del trabajo periodístico, que en cambio incita al sentido de la autorreferencialidad;  el proceso lo explica ampliamente Mauro Wolf en un trabajo titulado “Los emisores de noticias en la investigación sobre comunicación”, pero casi todos nosotros lo sufrimos con frecuencia cuando tenemos que transmitir íntegramente notas redactadas para la prensa escrita, o transmitir por radio documentales y actividades que nada tienen que ver con el lenguaje y los códigos de nuestro medio.

Un norteamericano nombrado Steve Reese, más de una década después de haber compartido con la investigadora  Pamela Schoemaker (2006) la edición del libro Mediating the Message.  Theoríes of influence on Mass Media Content  (Mediando el mensaje. Teoría de la influencia del contenido de los medios) puntualizó que las nuevas tecnologías y las relaciones institucionales llevan a los periodistas y a las organizaciones periodísticas a adoptar nuevas rutinas para resolver los problemas de producir materiales con los recursos con que cuentan, sin dejar a un lado la posibilidad de dar respuestas rápidas a los hechos.

A la polémica se incorporó el periodista español José Luis Dader, quien atinadamente dice “ahora se considera valioso el ejercicio de una descripción pormenorizada, tras una criba inteligente, conforme a criterios intelectualmente sólidos de relevancia, y con el acompañamiento de una crítica implacable, plural e independiente, respecto a nuestra confusa y profunda avalancha de señuelos informativos”

Fue llamativa la respuesta del investigador  Maxwell McCombs al ser entrevistado por una alumna de la Universidad Católica y de Periodismo y Ciencias Políticas de la Texas University al Austin.  En esa ocasión McCombs aseveró que hay que reinventar el concepto de noticia  y argumenta algo que afortunadamente no se aleja de las preocupaciones de los profesionales cubanos.

… “a los periodistas les gusta contar historias.  Se supone que escriban sobre cosas nuevas.  Sin embargo esto no está ocurriendo.  Informan sobre temas irrelevantes para la gente (…) Entonces, el problema principal que enfrenta el periodismo es la selección de temas catalogados como noticiosos y la manera en que se los cubre.  Son analizados en aspectos muy diferentes de lo que realmente le interesa a la gente.

En todo este asunto la polémica está en el imperativo de una mayor selectividad de la información, que establezca criterios de relevancia más sofisticados y técnicas que permitan una mejor valoración del producto comunicativo.

Precisamente en este punto quiero detenerme porque para nosotros es esencial tener claridad en algo que no sé si ustedes se han preguntado alguna vez.  ¿Los periodistas somos constructores de la realidad, servimos como espejo de la realidad o legitimamos la realidad?

En modo alguno se trata de un acertijo.  Esto forma parte del quehacer diario de las redacciones de todo el mundo, y los cubanos no nos quedamos fuera.  En honor a la verdad, aunque hay criterios divergentes y hasta contradictorios, la mayoría de los que han disertado acerca del tema coinciden en que un profesional de la comunicación es un mediador de símbolos, una persona que traduce los gestos, los conocimientos y los intereses de una cierta comunidad.

No es casual que los sociólogos Peter L Berger  y Thomas Luckmann planteen:

Toda sociedad viable debe desarrollar procedimientos de mantenimiento de la realidad para salvaguardar cierto grado de   simetría entre la realidad objetiva y la subjetiva (…) La realidad de  la vida cotidiana se mantiene porque se concreta en rutinas, lo que constituye la esencia de la institucionalización. Berger  y  Luckmann: 1968)

Años después, otro investigador nombrado Michael  Schudson llega a la siguiente conclusión:

Las noticias suministran una “realidad” que es trabajo político por el cual los eventos son establecidos por aquellos que tienen el poder (…) El mundo es burocráticamente orientado por los periodistas. (Schudson: 1997)

Básicamente estudiar cómo los  media contribuyen a la construcción social de la realidad implica focalizar la atención analítica en el impacto que las representaciones simbólicas de los medios tienen en la percepción subjetiva de la realidad social.

“Gracias  a la constante repetición de algunas tramas, historias populares, retratos de personajes y situaciones que los personajes tienen que afrontar, los media proyectan imágenes determinadas de la sociedad.  Los espectadores se encuentran en la situación de estar cada vez más dependientes de los media para formarse dichas imágenes,  ya que una gran parte de la vida social está más allá de lo que se puede experimentar directamente.  La consecuencia es que los media tienen un papel crucial, no solo en la transmisión de informaciones sobre los hechos, sino también en plasmar la realidad, en la percepción del contexto sociopolítico en el que se colocan los acontecimientos”  Wolf, Mauro,  El poder de los medios.

Siguiendo esta lógica, Martín Serrano explicó que siempre que la comunicación se practique con un fin (explícito o implícito) orientado a obtener determinados efectos sobre el mundo material, el mundo social o cultural, tiene como consecuencia que exista una mediación intencional.  Por tanto el procedimiento de reacondicionar la realidad es el pan cotidiano de casi la totalidad de las organizaciones, empresas o partidos políticos para poder entrar en la agenda temática de los medios masivos.

Este fenómeno asume el carácter de una red de manipulaciones recíprocas del sentido para la comprensión del mundo, o por lo menos para la decodificación de las claves que estructuran sus mensajes.   Es decir que la realidad y su acción comunicativa pasan por la interpretación de quien la produce y por tanto tiene componente estético, dialéctico, ideológico y referencial.  En concreto la realidad puede ser manejada a partir de la concepción del universo ideal de quien la promueve; y es aquí justamente donde se necesita  la intervención de un saber especializado que recontextualice e interprete el acontecimiento-noticia.

Debemos partir de que en el proceso de construcción del relato periodístico hay una serie de factores que van a determinar la selección de los acontecimientos  a los que consecuentemente denominaremos “noticia” y éste es un momento clave de la construcción de la realidad.

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