Periodismo de Investigación

Mientras los medios de comunicación aportan la realidad social e inciden en lo que los públicos conocen, el periodismo de investigación colabora en esa tarea aportando argumentos, diferentes puntos de vista que amplían el espectro de los acontecimientos noticiosos. Como en ocasiones hemos visto mezclar géneros periodísticos, o mejor, confundir un género con otro, se hace necesario aclarar que la noticia puede ser el punto de partida de una investigación.

Esta buscará lo no evidente, descubrirá aquellos detalles que en ocasiones se resisten a ser revelados pero que constituyen lo fundamental para esclarecer, descubrir, mostrar aspectos necesarios para entender la magnitud de algunos problemas complejos.

La publicación de una investigación periodística es un acontecimiento en sí mismo y normalmente introduce, agrega o revive un tema en la agenda del medio. De esta manera, se enriquece el debate público, aportando los argumentos. El periodismo de investigación no solamente incluye temas al marco cognoscitivo de la sociedad. Sobre todo, agrega calidad en la comunicación con los públicos.

El incremento en la calidad de la comunicación supone siempre perfeccionamiento y consolidación de la coexistencia social. En las complejas situaciones actuales, donde la batalla ideológica y las diferentes manifestaciones se expresan a través de conductas sociales que denotan la asimilación de valores ajenos, es precisamente en el periodismo de investigación donde se produce una comunicación social de mayor racionalidad y calidad.

El ejercicio periodístico no puede ser una actividad de escaso rigor intelectual y con marcada tendencia a la simplificación, ello conllevaría a desconocer la realidad o soslayarla. Por lo que se hace imprescindible que los periodistas se apropien de conocimientos técnicos adecuados para poder enfrentar con mayor firmeza las cuestiones más complejas de la vida actual.

El trabajo periodístico exige una ejecución  reflexiva y argumentada para poder dar respuesta a los reclamos de llenar ese vacío que puede presentarse, en algunos casos, cuando no se investiga. El ejercicio de revelar algo que interesa profundamente y que hasta entonces ignoraba, es el mayor servicio que se puede prestar a sus públicos.

Esta práctica periodística supone un mayor esfuerzo, una mayor preparación y lógicamente un nivel de discriminación de lo irrelevante. Y precisamente, a través de una mayor calidad y racionalidad en la comunicación, las revelaciones de los periodistas de investigación no hacen más que enriquecer el debate.

Es más, en sociedades tan complejas como las actuales, ese “embotellamiento” de mensajes a veces simplemente aumenta la confusión del público y, contradictoriamente, puede dar lugar a un deterioro en la comunicación. Entonces el periodismo de investigación pone el acento en mostrar los argumentos, a través de la reflexión, para tratar de solucionar ese problema. Intenta desenmarañar y captar más claramente la compleja realidad que nos rodea.

Hagan o no hagan periodismo de investigación, los medios cumplen la función de informar los acontecimientos nacionales e internacionales que se producen diariamente y donde los grandes medios manipulan la forma en que a veces presentan la realidad social. Esta realidad será más o menos cercana a la verdad, más o menos completa, más o menos diáfana, dependiendo de la calidad del periodismo al que acceda la sociedad.

Y ni el periodismo de actualidad, ni el periodismo de declaraciones y ni siquiera el periodismo de denuncia logran la claridad, la profundidad y la certeza que sí puede lograr el periodismo de investigación. En todos estos casos, el producto periodístico simplemente refleja versiones interesadas en los escenarios que no colaboran a la racionalidad ni aclaran tan eficientemente aquellos aspectos de la realidad que permanecen ocultos y en lo que encontramos interesados en no develarlos para garantizar y proteger sus intereses.

Esa aparente, “objetividad”, que se hace creer a fuerza de datos y detalles manipulados, son los retos que se le imponen a los profesionales del periodismo para desentrañar y poner a prueba sus versiones de la realidad acumulando hechos que puedan crear una situación más real. Y así como las investigaciones pueden abarcar todo el espectro de la realidad que va desde lo individual a lo institucional o desde lo social a lo político, su papel de control, de sacar temas a la luz, de desentrañar lo oculto, lo olvidado y lo desconocido, de aclarar lo complejo, se cumple también a lo largo y ancho de la sociedad y no se reduce solamente a lo político, económico y social, sino a todo lo que tenga relación con la vida y el desarrollo tecnológico y científico.

Ante esta situación ineludible, el periodismo de investigación cumple la función de ayudar a los ciudadanos a participar en las decisiones que afectan a sus vidas, desenredarles y llevarles de manera lo más clara posible una síntesis de la realidad que los rodea.

Los ciudadanos no solamente tienen una forma más de acceder a las decisiones de las instituciones que rigen su vida a través de los medios masivos, sino que, ante la complejidad de la sociedad, pueden hacerlo con mayor eficacia cuando cuentan con un periodismo de calidad que logre racionalizar y organizar ese universo contradictorio de la información.

Para cualquier país el servicio que pueden prestar los medios de comunicación en aras de la defensa de la identidad nacional, es incalculable. A través de ellos se puede conocer,  de manera reflexiva, los diferentes problemas que afectan a la sociedad aun cuando estos se produzcan en otras latitudes geográficas. A estas alturas seguramente sería ocioso repetir que ese es uno de los objetivos del correcto periodismo de investigación.

 

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