Si tumbamos la torre, ¿nos quedamos sin Reloj?

Los torreros lo habían advertido hacía tiempo, y por supuesto que se negaban a subirla para darle un mantenimiento que era imposible. Por eso se llegó a la decisión final. Había que ir al sitio del transmisor y determinar cómo se debía proceder para derribar la estructura sin causar daños a la edificación.

El grupo de técnicos llegó a la conclusión acerca de hacia dónde debía caer la torre, lo cual se lograría aflojando los cables de acero, vientos o riostras que la mantenían en pie.

Pero entonces surgió la inquietud por parte del Delegado Provincial del  Instituto Cubano de Radiodifusión (ICR), quien preguntó cómo se podía continuar dando el importante servicio de Radio Reloj durante el tiempo que tomaría instalar una nueva torre.

La respuesta en la que coincidimos varios de los que participamos en derribar la torre dañada, fue que podríamos acudir a utilizar un  tipo de antena llamada L invertida, que se coloca horizontalmente extendiendo un hilo de cobre, y utilizando los postes de madera más altos de que disponía la Empresa Eléctrica.

En poco tiempo, Reloj que había alcanzado la categoría de Cadena Nacional, volvió a escucharse en la capital provincial de Camagüey aunque el radio de cobertura de sus señales era menor que el que se lograba con la torre que hubo que tumbar por el peligro que representaba. El ajuste del transmisor a la nueva antena provisional apenas tomó solamente un día de trabajo.

Varios meses estuvo en el aire el Reloj con la antena L invertida , hasta que se pudo montar una nueva torre construida en Cuba.

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