Rara Avis en América Latina
Quiero iniciar mis modestas afirmaciones realizando un ejercicio de extraordinaria voluntad para no caer en la trampa de la vulgaridad que a diario el señor presidente de Argentina le tiende, a diestra y siniestra, a otros gobernantes. No hablo, por supuesto como alguien investido de jerarquía gubernamental alguna. Hablo, eso sí, como un simple ciudadano que conoce muy bien reglas elementales de respeto y educación.