¡Hipócritas¡

Según define el diccionario la palabra hipócrita se refiere a  personas que actúan con falsedad o fingen ser o sentir algo que no es lo que realmente es o siente. Entonces, por simple lógica irrebatible, se puede concluir que tal definición es aplicable a los “respetados” señores de alto rango del imperio, incluyendo por supuesto a los presidentes, secretarios de Estado, y a toda una cohorte de filibusteros, holgazanes, inescrupulosos y  lacayos despreciables, internos y externos, que disfrutan  de su propia condición porque les reporta una no despreciable cantidad de billetes.

Sucede también que otros significados como las palabras cinismo y vileza  acompañan a la hipocresía, formando un trío verdaderamente aborrecible para la humanidad.

Con asombrosa naturalidad sus poderosos medios de comunicación le dicen al mundo que el gobierno de Israel es víctima de las acciones de Palestina y, por tanto, merecen ser combatidos en legítima defensa mediante un genocidio brutal  que hasta la fecha ha causado más de 40 000 muertos, heridos, mutilados, desplazados, hambrientos, sin salud, sin viviendas, destrucción total; es el precio que deben pagar por la osadía de rebelarse contra el amo imperial, en la práctica el verdadero y mayor personaje protagónico del martirio del noble pueblo Palestino. ¡Hipócrítas!

Es asombroso constatar cómo, con increíble desfachatez, hablan de democracia, y derechos humanos, como si fueran ellos un ejemplo a imitar por todos los países.

Un solo ejemplo, como antesala cínica, nos muestra hasta dónde puede llegar la hipocresía de estos señores: ¿Usted se imagina a Donald Trump, hablando de derechos humanos y democracia, cuando él es precisamente una muestra de todo lo contrario por haber violado tales preceptos respetados y aceptados por el mundo? Es que no tienen límites estos señores con su arrogancia, empeñados, una y otra vez en su fórmula vil: “Estados Unidos primero y después el resto del mundo, como si fuera una gigantesca masa de anormales que requieren ser civilizados; y si hacen resistencia habrá que adoptar medidas bajo la bandera de la guerra contra el terrorismo. ¡Hipócritas!

Veamos algunos casos más: Israel solo se defiende de los malos palestinos, y por eso deben apoyar al primero; China es enemiga del mundo y, además, porque insiste en ser superior económicamente a Estados Unidos; Rusia es un país malvado, porque son  comunistas que quieren acabar con la sacrosanta democracia. Y así  otros muchos ejemplos. Pero quizás el caso más significativo de la hipocresía imperial es su propio sistema electoral y de gobierno. Vamos por parte: Ningún aspirante a la presidencia puede optar por ella si no es rico o millonario, porque las bases de tal sistema lo requieren imprescindiblemente. Los que sean prestigiosos, cultos, admirados en su comunidad y de clase baja,  deben apartarse porque solo en propaganda electorera tiene que gastar muchos millones, además, ninguna poderosa empresa le abonará grandes fortunas para cumplir su objetivo. ¡Hipócritas!

Pero aún queda algo: en las elecciones en EE.UU., a diferencia del resto del mundo, no decide la mayor cantidad de votos populares que obtenga el aspirante, si no los llamados votos electorales de solo unos pocos Estados de la Unión. Algo tan absurdo que causa estupor, pero así es la democracia al estilo yanqui. Claro, en este caso no insisten en que otras naciones tengan el mismo sistema, solo se contentan con la sumisión al poder imperial, no les importa si el gobierno ajeno sea de lacayos, delincuentes, sumisos, dictadores. Si se inclinan bienvenidos sean, si no lo hacen debemos combatirlos en nombre de la democracia.

¡ HIPÓCRITAS ¡

En este último caso de hipocresía y falsedad le pido a nuestro Maestro Mayor que me auxilie con sus brillantes ideas acerca del proceso electoral yanqui.

…“Una vez nombradas en las Convenciones los candidatos, el cieno sube por los arzones de las sillas. Las barbas blancas de los diarios olvidan el pudor de la vejez. Se vuelcan cubas de lodo sobre las cabezas. Se miente y exagera a sabiendas. Se dan tajos en el vientre y por la espalda. Se creen legítimas todas las infamias. Todo golpe es bueno, con tal que aturda al enemigo.

 

Autor

  • Silvio José Blanco Hernández

    Silvio José Blanco Hernández. Colaborador del Portal de la Radio Cubana. Destacado y multipremiado periodista, escritor, asesor y analista de información. Es autor de libros como "La radio, técnica, arte y magia", y "Los programas informativos de la radio... Y algo más", entre otras obras y materiales investigativos con importantes aportes metodológicos al medio radial.

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