“Un problema complejo, apuntó el Jefe de Estado, no se resuelve con mala organización. Exige mucho control, y mucha precisión”. Lo dijo ante la evidencia de un escenario epidemiológico que se muestra crecientemente adverso, porque, en su entender, “hay un grupo de señales que nos están diciendo que tenemos una complicación que no es usual para la manera en que nosotros hemos estado enfrentando la pandemia”.
Entre las señales, el dignatario mencionó la inestabilidad mostrada por un grupo de provincias en el enfrentamiento a la COVID-19. Ilustró ese fenómeno como una trayectoria en la cual se avanza y se retrocede. Habló de territorios que, cuando parece que irán saliendo, vuelven a caer en situaciones difíciles. Al respecto mencionó a las provincias de Pinar del Río, Artemisa, Mayabeque, Cienfuegos, Sancti Spíritus, y Camagüey.
En algunos territorios, cuando los signos han sido de mejoría, de pronto un evento institucional lo echa todo por tierra. A propósito de esa realidad, el Primer Secretario razonó que “a estas alturas, con lo que hemos aprendido”, era para que las cifras de los eventos institucionales de transmisión hubiesen sido llevadas a la expresión mínima.
En cuanto al deterioro de indicadores que no ofrecen tendencias alentadoras, Díaz-Canel Bermúdez habló de “insatisfacciones” porque Cuba, dijo, está trabajando para, además de proteger a su población, servir como referente de lo que puede hacer un país en la lucha contra la pandemia.
“El esfuerzo que se ha hecho aquí es para eso (…); lo hemos podido lograr por momentos (…) ¿Por qué vamos a retroceder con todo lo que hemos aprendido y con todo lo que hemos hecho?”, enfatizó el Primer Secretario del Partido Comunista.
El número de los pacientes graves y los críticos, los ancianos o niños que contraen la COVID-19 y que lo han hecho por negligencia familiar o social, también fueron temas abordados por el mandatario, quien sobre lo segundo preguntó si el país tiene, o no, potencialidades –a partir de sus consultorios del médico de la familia, de los profesionales de la Salud ubicados en policlínicos, o de los estudiantes de Ciencias Médicas- para obrar la prevención y evitar que muchas personas vulnerables enfermen.
Aquí el problema es de trabajo, de cómo se gobierna, de sistema de Salud, de los organismos, y también de la familia que debe tener en sí mucha responsabilidad, recalcó Díaz-Canel Bermúdez.
LAS COMPLEJIDADES DEL ESCENARIO
La epidemia de la COVID-19 ya ha marcado más de 435 días de la vida de los cubanos, y en estos momentos muestra la mayor intensidad de transmisión, si se toman cifras que incluyen el comienzo de la enfermedad en la Isla.
Así lo informó en el encuentro el Ministro de Salud Pública, José Ángel Portal Miranda, quien dijo que desde la primera semana de diciembre del 2020 se viene dando una tendencia ascendente en el diagnóstico de casos, la cual llega hasta hoy y se caracteriza por un elevado nivel de diseminación en todos los territorios del país, con mayor intensidad en las provincias de La Habana, Santiago de Cuba, y Matanzas.
El titular apuntó que a partir de un análisis del comportamiento de la enfermedad, se aprecia un crecimiento marcado de la transmisión en el presente año, el cual aumenta progresivamente de mes en mes: entre los confirmados como positivos a la COVID-19 en diciembre de 2020, y los de abril del presente año, se ha producido un salto en el número de casos que asciende al 753 por ciento.
Entre otros números como para encender cualquier bombillo rojo, Portal Miranda apuntó que al cierre del 19 de mayo los fallecidos, acumulados en el mes, ascendían a 186 -con un indicador de letalidad de 0,90 por ciento, superior al 0,73 correspondiente al cierre de abril.
Son disímiles las causas, según explicó el ministro de Salud, que han llevado a la actual situación epidemiológica. Entre ellas, la disminución de la percepción de riesgo en la población; el agotamiento físico y psicológico al cabo de más de un año en la batalla contra el devastador virus; el incumplimiento de los protocolos y medidas sanitarias aprobadas como parte del plan nacional para la actual etapa; la excesiva movilidad entre los territorios; así como la baja exigencia, en el plano epidemiológico, por parte de organismos e instituciones.
La lista de las causas es más larga. El análisis realizado en la reunión, a partir de ellas, tocó aristas que en este minuto atraviesan el funcionamiento de la sociedad en pleno: el modo en que se planifica el trabajo; cómo se encadenan todos los actores responsables, en un municipio, para aliviar la tensa situación de la pandemia; cómo se aplica y aprovecha mejor el trabajo a distancia; cómo se atajan las indisciplinas y se conforman mejor las inevitables colas para comprar productos de primera necesidad, hoy en muchos casos deficitarios; cómo hacer bien lo que toca a cada cual.
En lo alusivo a la COVID-19, los modelos matemáticos de pronósticos no están anunciando días despejados sino todo lo contrario. Tal panorama lleva, como expresó el Jefe de Estado en la reunión del Grupo Temporal de Trabajo para la prevención y control de la pandemia, una respuesta ágil, que definitivamente es de “organización y de exigencia”.
Y es bueno recordar esto: nadie vendrá a decirnos cómo ser más exigentes, más planificados o eficientes. Esas son fortalezas que dependerán, en toda circunstancia, de nosotros mismos, los cubanos.