Fidel Castro: Fuente permanente de inspiración y enseñanza

Se sintió influido en forma constante por la trascendencia de la vida y el legado de José Martí, el Apóstol de la independencia de Cuba. En octubre de 1953 cuando era juzgado por haber organizado y llevado a cabo el asalto a los cuarteles  “Moncada” y “Carlos Manuel de Céspedes”, en el año del centenario del natalicio de Martí, llegó a asegurar: “Traigo en el corazón las doctrinas del Maestro y en el pensamiento las nobles ideas de todos los hombres que han defendido la libertad de los pueblos.”

Él consideró a Martí como el autor intelectual de las acciones llevadas a cabo por un grupo de jóvenes revolucionarios, encabezados por él, que intentaron ocupar las fortalezas militares de Santiago de Cuba y de Bayamo, respectivamente, el 26 de julio de 1953 para una vez incautadas las armas allí existentes hacerle un llamado al pueblo para desencadenar una insurrección popular armada contra la dictadura militar reaccionaria existente en el país tras el golpe de estado que se produjo el 10 de marzo de 1952.

Las acciones previstas no concluyeron con el esperado éxito porque en ambos casos falló la toma por sorpresa de las instalaciones militares.

Pero el revés Fidel lo convirtió en una victoria política cuando en el proceso judicial que se le siguió denunció los crímenes cometidos por los soldados de la dictadura contra sus compañeros, enjuició la crítica situación existente en el país y expuso un programa revolucionario. 

A partir de octubre de 1953 Fidel enfrentó con firmeza el presidio y en 1955 tras haber sido liberado por una amnistía general que el régimen dictatorial decretó debido a la presión popular que exigía la excarcelación de los asaltantes del Moncada  y el Carlos Manuel de Céspedes, de inmediato reorganizó el Movimiento revolucionario que entonces se identificó con la fecha del 26 de julio y después salió hacia México para lograr la reagrupación y preparación de los que en 1956 participaron en la expedición del yate Granma hacia Cuba. 

Entre diciembre de 1956 y finales del año 1958 dirigió con acierto la guerra de liberación hasta que en enero de 1959 se produjo el triunfo de la Revolución.  

El primero de enero entró victorioso en Santiago de Cuba y allí aseguró al hablarle a los habitantes de esa heroica ciudad: «¡Al fin hemos llegado a Santiago! Duro y largo ha sido el camino, pero hemos llegado.” Y agregó: «La Revolución empieza ahora, la Revolución no será una tarea fácil, la Revolución será una empresa dura y llena de peligros.”

Varios días después al llegar a La Habana al frente de la Caravana de la Libertad, Fidel aseguró el 8 de enero de 1959: “Cuando yo oigo hablar de columnas, cuando oigo hablar de frentes de combate, de tropas más ó menos numerosas, siempre pienso: he aquí nuestra más firme columna, nuestra mejor tropa, la única tropa que es capaz de ganar sola la guerra, esa tropa es el pueblo.” 

Con una estrecha relación con el pueblo, Fidel como máximo líder de la Revolución Cubana llevó adelante una obra que no sólo repercutió en la vida de los cubanos sino también a nivel internacional. 

Y en los múltiples discursos que pronunció, tanto en Cuba como en otros países que visitó, así como en eventos internacionales, y en sus trabajos periodísticos y en las Reflexiones de Fidel, expuso una gran cantidad de conceptos y principios que siguen siendo hoy fuente de enseñanza. 

#94Razones: Fidel Castro, un paradigma de la salud humana 

Este 13 de agosto, cuando se cumple el aniversario 94 de su natalicio, Cuba enfrenta una gran batalla contra pandemia, el virus Sars-Cov-2, causante de la enfermedad Covid-19, que ha cobrado en todo el mundo la vida a miles y miles de personas, y contagiado ya a 20 millones de hombres y mujeres. Los trabajadores del sector de la salud así como los de la ciencia y el pueblo cubano no sólo han mantenido esa batalla contra el mal que nos afecta sino que también han hecho patente su solidaridad con otros pueblos del mundo. 

Y con esa actitud y labor se le ha rendido homenaje a Fidel, quién mucho valoró el rol de la salud pública, la labor de los médicos y demás trabajadores de la salud y la trascendencia que le atribuyera a la solidaridad entre los pueblos. 

Ya en 1966, el 26 de febrero, al hablar en La Habana  en el acto de clausura del XI Congreso Médico y VII Estomatológico, Fidel expresó: …»cuando hablamos de los éxitos alcanzados por nuestro pueblo, lo decimos con plena conciencia de que en realidad el esfuerzo que hoy se realiza en Cuba por la medicina y las experiencias que hoy se acumulan en Cuba, pueden llegar a ser útiles también a otros pueblos.” 

También enfatiza en esa misma ocasión: 

La medicina es una ciencia que se revoluciona incesantemente, de las que más requiere tal vez estar al tanto de todo lo que ocurre, de la que más requiere la capacidad de análisis y de observación del hombre, la que menos puede soportar la rutina.” 

Asimismo el 26 de junio de 1998 en el discurso pronunciado en la clausura de la Cumbre de Ministros de Salud del Movimiento de Países No Alineados, que tuvo lugar en el Palacio de Convenciones, en La Habana, Fidel detalló: 

…la salud es una cuestión política; y voy a decir algo más: es una de las más importantes cuestiones políticas, puesto que tiene que ver con lo más sagrado y lo más apreciado del ser humano, la salud.”

Al hacer referencia a lo realizado en Cuba en ese sector en el período revolucionario señaló: 

Nosotros desarrollamos una atención médica para todo el pueblo, independientemente de los ingresos del ciudadano, aunque hay diferencias de ingresos, desde luego, pero en una sociedad constituida fundamentalmente por trabajadores manuales o intelectuales, los buenos médicos y los mejores especialistas están al servicio de todos los ciudadanos en cualquier lugar del país.” 

Más adelante precisa: 

“El hombre no puede ser mercancía, ni la salud humana puede ser mercancía, porque vender, comerciar, lucrar con la salud es como vender, comerciar y lucrar con esclavos, comerciar y lucrar con la vida humana. “Contra todo eso hay que batallar. Son cosas que hay que divulgar y denunciar para crear conciencia.” 

Igualmente el líder histórico de la Revolución se preocupó por que los jóvenes que se graduaban en Cuba como médicos y en otras especialidades del sector de salud no sólo adquirieran conocimientos de carácter científico sino, además, tuvieran una formación humanista que les posibilitara llevar adelante una labor abnegada en defensa de la vida. 

Y en tal sentido cito un fragmento de lo que expresó el 9 de agosto de 1999 en el acto de graduación de estudiantes del Instituto Superior de Ciencias Médicas de La Habana. 

“La calidad, o los avances de la medicina, o el poder médico de un país no se mide solo por el número de médicos, sino por la forma en que se formaron esos médicos, el espíritu con que se formaron, y, además, sus conocimientos.” 

Y tras patentizar que se sentía orgulloso de la medicina cubana y que podía seguir confiando siempre en la honradez de nuestros médicos, aseguró:  

“Soñamos con un mundo mejor, un mundo más justo, un mundo realmente más humano por el cual todos tenemos el deber de luchar. El futuro de ustedes y de los hijos de ustedes será el futuro que esta humanidad sea capaz de construir. Esta humanidad amenazada por un enorme número de peligros en todas partes, que no le dan derecho tampoco a nadie a perder la fe en el hombre, a perder la fe en un destino mejor para ella.” 

Y les hizo la siguiente exhortación a los recién graduados: 

“Compórtense siempre como jóvenes conscientes de la tarea que los espera, como jóvenes conscientes de una nueva etapa en la historia del hombre. Yo no debo decir nada más, sino: ¡Adelante guardianes de la salud y de la vida!”

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