La radio es una palma para la cultura cubana … (+Video)

Hay una profunda reverencia cuando recordamos figuras de nuestra historia sonora, pioneros como Manolín Álvarez  y Luis Casas Romero, a clásicos como Félix B. Caignet y Alberto Luberta, a damas como Caridad Martínez, Aurora Basnuevo y Miosotis Fabelo, a voces como las Navarro Cuello y los Alarcones, y el gran César Arredondo.

Y cuando digo  Isabel Aida Rodríguez, Juan Emilio Friguls o Luis Agesta, es decir inolvidables. Y si escribo Iván Pérez que es decir fidelidad. O Ismael Rensoli, radialista de pies a cabeza. Y Ángel Luis Martínez, César Hidalgo, Manuel Ramírez Heras, Andrés Machado Conte… aires de renovación, pasión intacta.  

Queman tantas historias construidas desde el terruño, desde el amor desbordado, desde la atmósfera dramática. Desde el éter y desde la red de redes.

Cuando todo es difícil, la radio se levanta. No ha renunciado nunca ni lo hará, sea en ciclones o  amenazas, y como ahora en epidemias. Escenarios en los cuales se ha reinventado y hasta exhibe nuevas maneras de hacer y aprovechado lo que ayer nos parecía ajeno (Grupos de Whatsapp, de Facebook, perfiles en Telegram, en Instagran) y hasta nos vemos en YouTube, espacio que los creadores aprovechamos para hablar de poesía, de valientes frente al nuevo coronavirus que nos ha cambiado la vida y las formas de hacer la Radio.

La Radio no ha fallado a la fiesta del músculo, la fiesta de la Patria, la fiesta de la gente. No nos referimos a la perfección, nos referimos a su espíritu sonoro y diverso.

La radio siempre está. La radio es su gente. La radio entretiene, informa y cultiva.

La radio hace grande lo cotidiano.  Es una palma para la cultura cubana.

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