La Fragua Martiana es para cada ser nacido en esta tierra un lugar venerable. Está erigida donde confluyen las calles Hospital y Príncipe, en Centro Habana, lugar donde cumplió prisión política nuestro Apóstol siendo apenas adolescente. El rigor, los maltratos y el dolor propio como el ajeno terminaron de perfilar el ideario al que consagrara su vida hasta ofrendarla en Dos Ríos en 1895. Agonía y deber fueron para Martí las sustancias de su entrega.
La idea d rendir tributo al Maestro con una marcha provino d nuestro querido Alfredo Guevara, quien propuso esperar el natalicio d #NuestroMartí realizando un desfile con antorchas desde la Universidad hasta la Fragua Martiana.Todos aceptaron #MarchaDeLasAntorchas @DeZurdaTeam pic.twitter.com/8SkbeDhKJ6
— Camila Rodriguez (@CamilaR85615586) January 27, 2020
En 1953 fue conmemorado el centenario del natalicio de José Martí. Cuba, el ideal supremo de su existencia, se hallaba sumida en un oscuro presente neocolonial y golpista que había cerrado – hasta entonces indefinidamente – el sueño martiano de independencia y justicia.
Correspondió a jóvenes de aquella etapa salir a las calles de La Habana – precisamente en la noche del 27 de enero – para recordar su nacimiento y realizar un desagravio ante la memoria del Apóstol por la triste realidad patria, para así reafirmar el compromiso de dar continuidad y culminación a la Revolución iniciada por Céspedes en 1868 y continuada por Martí en el 95. La peregrinación hasta la Fragua Martiana tuvo en aquel entonces ese doble significado.
Fidel, Raúl y muchos jóvenes – buen número de ellos asaltantes del Moncada seis meses más tarde – se congregaron allí para alzar sus antorchas, voces y conciencia ante un Apóstol cuya memoria había sido muchas veces antes mancillada. En la Fragua Martiana quedó para siempre acrisolada nuestra conciencia nacional. Aquellos jóvenes plenos de idealismo y amor patrióticos, no permitieron que el Apóstol muriera en el año de su centenario.
Este 27 de enero nuestra juventud habanera reedita, una vez más, la histórica Marcha de las Antorchas. Con ella se reafirman las motivaciones de la acontecida hace casi siete décadas, hoy con el reto de mantener y defender las conquistas de la Revolución Cubana triunfante en 1959, de ratificar nuestro compromiso de ser Continuidad histórica de todos nuestros próceres y de no permitir que la memoria del Héroe Nacional sea mancillada por malos hijos ni por invasores.
En las circunstancias actuales nuestra juventud vuelve a visitar la Fragua Martiana. Cada cada puño joven se yergue antorcha en mano con un fuego alegórico del Prometeo cubano que enfrenta con hidalguía y valor – sin importar sacrificios – la soberbia de un imperio brutal que nos desprecia.
Aquí, frente a la estatua de #JoseMarti, decimos y juramos, que siempre seremos leales e invencibles seguidores de Martí, que siempre seremos leales e invencibles seguidores de Maceo, como él decimos hoy…. pic.twitter.com/XkFWzxGaEJ
— Radio Cubana (@radio_cubana) January 27, 2020
Con Martí en nosotros y nosotros en Martí, la Marcha de las Antorchas evidencia el continuo y renovado compromiso con el Apóstol y con Fidel de que Cuba es y seguirá siendo libre e independiente; de que en este presente continuaremos con la firmeza que de ellos heredamos. De que #SomosCuba, #SomosContinuidad, #TenemosMemoria y que #VamosPorMas.