Fue un día luminoso, y supimos que Fidel es un iluminado; confesó Barnet en presencia de Julián González, Ministro de Cultura, Abel Prieto, asesor del Presidente de los Consejos de Estado y Ministros, y otros consagrados intelectuales de diversas generaciones.
Aquellas palabras resultaron la plataforma, el germen de todos los procesos encausados luego, tomando como punto de partida la democratización del arte, ratificó.
Asimismo, Eduardo Torres Cuevas, director de la Biblioteca Nacional, señaló que esas jornadas de 1961 devinieron pieza fundamental dentro de la formación del proyecto revolucionario cubano, enfocado en una campaña para crear un hombre nuevo y una sociedad nueva.
La cultura se desmitificó e invadió al pueblo, el pueblo se llenó de arte; y ese es su legado, su punto de partida, la creación de una cultura de resistencia, enfatizó el historiador e investigador.
Durante el agasajo, Lilian Mendoza, presidenta de la Brigada de Instructores de Arte José Martí, agradeció al líder de la Revolución cubana su propósito de elevar el espíritu cultural de los cubanos con la creación de escuelas de enseñanza artística y otros proyectos.
Destacó que en la actualidad la nación cuenta con 17 mil profesionales capacitados para transmitir conocimientos vinculados al arte desde cualquier centro o institución educacional del país, una iniciativa que resultó de Palabras a los Intelectuales.
Este discurso constituyó un llamado a la acción conjunta para el crecimiento espiritual de un pueblo que definiría Fidel como “olvidado y cruelmente explotado”.