Olivia: la voz de un pueblo

Esta profesional, a pesar de llevar varios años jubilada, se ha ganado por derecho propio un lugar especial en el corazón de sus eternos oyentes. Ellos no la olvidan nunca.

Aunque muchos no se lo imaginen, debido a que su vida se desarrolló ligada por entero a los diales, no fue en ese medio donde dio sus primeros pasos.

“Me inicié como corresponsal voluntaria. A raíz de esto el compañero Ezequiel Hernández Gómez, antiguo director del ¡ahora! me seleccionó para que trabajara en el periódico, en el cual me desempeñé hasta que conocí la radio y me enamoré para siempre de ella”.

Olivita, como le decían los que pintaban canas cuando ella era aún muy joven, tuvo dos grandes amores en su vida: su familia y la radio. Jocosamente recuerda las peripecias que debía realizar, para que uno no sintiera celos del otro.

“Yo amo la radio. Mi último respiro estará dedicado a ese medio. En Radio Angulo trabajé 39 años como reportera».

«En aquel entonces la emisora no tenía transporte, se dificultaba el traslado a diferentes puntos de la provincia, pero siempre buscábamos la forma de llegar. Yo atendía el sector agropecuario y forestal. Nos trasladábamos desde Holguín hasta Moa, muchas veces junto a los mismos directivos de esas esferas. Era un sector bastante fuerte».

«En Mayarí, atendí un grupo de corresponsales voluntarios, íbamos y les impartíamos seminarios. Eran muy buenos profesionales”.

La periodista tuvo dos retoños, que emergieron de ella y por los cuales siente una devoción infinita: uno de ellos es su hija, y el otro una emisora llena de sueños que nació en el centro de la ciudad.

“Es muy especial para mí. Cuando se abrió, por primera vez, Radio Holguín conversaron conmigo para que me trasladara junto a otros compañeros y ayudáramos en la formación de los periodistas que se desempeñarían allá. Para mí, Radio Holguín es tan querida como Radio Angulo. Ambas emisoras fueron mi fuente de aprendizaje y son parte de la historia de mi vida laboral”.

Una carrera extensa y productiva, como la suya, está marcada irremediablemente por anécdotas y experiencias que forjaron el carácter de la mujer y de la periodista. Olivia se define como una persona afortunada, por haber tenido el privilegio de vivir diferentes procesos y momentos claves en la historia del país.

“Recuerdo cuando fui movilizada para la zafra 1969-1970. Me ubicaron en el puesto de mando que radicaba en Naranjal. Cada vez que una brigada llegaba al paso del millón, me montaba en el carro del Comandante Zayas, el Primer Secretario del Partido en Holguín por aquel entonces, e iba a cubrir la información. Yo era muy delgadita, nunca olvidaré mi grabadora Tesla. ¡Cómo pesaba! Pero lo primordial era el sentido del deber y de la responsabilidad».

«Estuve en esa tarea, encomendada por la dirección de la emisora y del Partido, hasta que culminó la zafra».

«He aprendido mucho acerca de diversos organismos y entidades. El periodista jamás debe casarse, por así decirlo, con una fuente. Nos debemos a nuestra profesión siempre con moral y prestigio».

«Transmitir el mensaje y que llegue al pueblo, eso es lo más importante en el periodismo».

Además de ser una periodista consagrada, Olivia se desempeñó gran parte de su vida como delegada. Sus electores la admiran y recuerdan siempre. No faltaron lágrimas el día que tomó la decisión de no presentarse nuevamente como candidata.

“A pesar de haber vivido en lugares diferentes me desempeñé como delegada, ininterrumpidamente, por casi 37 años».

«Eso significó y significa mucho para mí porque lo más importante que tenemos es el pueblo; saber llegar a los electores, informarlos y atenderlos; incorporarlos a la sociedad, tratar de mejorar su estado de vida y resolver los problemas que nos plantean».

«Terminé mi último mandato y decidí que ya con casi 70 años, era hora de abrir paso a la juventud».

«Además de ser delegada a la Asamblea Municipal del Poder Popular, también lo fui a la Asamblea Provincial, así como diputada al Parlamento cubano. Estas fueron las mejores escuelas para mí, como revolucionaria, periodista y persona que ama a su país y a su pueblo».

Es una fiel defensora del valor que tiene la juventud y asegura que ellos tienen el dinamismo y la energía que se necesitan para emprender cualquier proyecto o asumir determinada responsabilidad.

“Me jubilé cuando cumplí la edad establecida. Creo que era la hora de darle paso a la nueva generación que hoy está. Ellos van muy bien. Siempre estaremos prestos a transmitirles nuestros modestos conocimientos y experiencias».

«El periodista debe ser, ante todo, muy sensible. Nunca puede dejar nada al azar. Debe moverse, buscar y verificar sobre cualquier tema que vaya a tratar, para de esta manera brindar una información clara ya sea a los oyentes, lectores o televidentes. La entrega es fundamental».

Entre risas y nostalgia, Olivia no deja de confesar la importancia que tiene cambiar determinadas estrategias comunicacionales, que ya no funcionan tan bien como décadas atrás, pero tiene la certeza de que los pinos nuevos serán capaces de hacer un periodismo de calidad y, por sobre todas las cosas, que se parezca a su tiempo.

“¡Seguro que sí! Yo leo mucho la prensa local y nacional; también escucho bastante la radio, no solo la mía a quien amaré siempre, sino también las emisoras nacionales, y me atrevo a afirmar que el presente y el futuro están asegurados por la nueva generación».

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