Que el mejor regalo sea seguir construyendo Cuba

Raúl estudió en las mismas escuelas que su hermano Fidel; lo siguió hasta La Habana; fue con él al Moncada; viajó a México; desembarcó en el Granma; luchó en la Sierra; lo acompañó en las conquistas y las adversidades de esta Revolución que forjaron, y apretó en su pecho la urna donde descansan sus cenizas.

Por esa lealtad a toda prueba, cuando el Comandante en Jefe vio quebrantada su salud, delegó en Raúl todos sus cargos al frente de Cuba, con la certeza de aquella frase profética de Lina Ruz, pronunciada muchos años atrás en Birán: “…ese sí que nunca traicionará a su hermano”.

Ante el mundo, es el General de Ejército con una apariencia militar de mucho rigor que impresiona; para su pueblo, es simplemente Raúl, uno de los cubanos que más defienden el concepto de Patria, o lo que es lo mismo, de familia.

Ya lo dijo una vez su hija Mariela, estremeciendo desde el escaño de Diputada a todo un país: “…me enseñó que se puede amar a la Revolución sin abandonar a la familia, y amar a la familia sin abandonar a la Revolución”.

Raúl es un hombre extraordinariamente humanista, con una profunda sensibilidad ante los problemas de los demás. Sus repetidas imágenes, intercambiando con los niños que tienen discapacidades físicas y estudian en la emblemática escuela Solidaridad con Panamá, siempre nos conmueven.

Siguiendo el anhelo de Fidel -sueño que el duro periodo especial truncó por varias décadas- Raúl retomó su idea de multiplicar estos centros en el territorio nacional, y ya echaron a andar dos instituciones similares: una en el oriente, y otra en el centro de Cuba.
 
Cuando el 19 de abril de 2018 concluyó sus responsabilidades como Presidente de los Consejos de Estado y de Ministros, ratificó el incuestionable principio de la continuidad de la Revolución cubana, “la obra más hermosa que hemos hecho”, como nos dijo en aquella jornada memorable.

Cuando se trata de defender con pasión nuestra historia y nuestras conquistas… a Raúl no hay quien le gane. Desde su responsabilidad como Primer Secretario del Comité Central del Partido Comunista de Cuba, nos sigue guiando en la conducción de esta obra gigantesca.
 
Está pendiente de todos los proyectos económicos y sociales del país; y durante estos difíciles meses de enfrentamiento a la pandemia, Raúl ha estado en la primera línea de combate. Desde el inicio de esta batalla por la vida, cuando todavía no habían aparecido los primeros casos de la COVID-19 en Cuba, propuso que los hospitales militares debían desempeñar un rol decisivo junto a las instituciones hospitalarias destinadas para combatir la enfermedad, por la amplia experiencia con la que cuentan y la sobrada disciplina de sus recursos humanos.
 
Raúl es incansable, exigente y optimista, es un revolucionario verdadero. Nos enseñó en el momento más difícil que sí se puede.
 
El más “chiquito” cumple 89 años. Su lealtad también nos trajo hasta aquí. Su ejemplo inamovible es parte esencial de la historia de gallardía, resistencia y victoria del pueblo de Cuba.

Autor