Sobresalen instantáneas de demostraciones masivas de tristeza, dolor y consternación, ocurridas en Bayamo tras el deceso del Héroe de la Sierra Maestra, quien falleció en La Habana, el pasado 25 de noviembre.
Esas fotos incluyen momentos de la estancia de las cenizas de Fidel, la noche del dos de diciembre último, en el parque-museo Ñico López, antes cuartel Carlos Manuel de Céspedes, atacado simultáneamente con el Moncada, de Santiago de Cuba, el 26 de julio de 1953.
También están reflejadas la vigilia efectuada en la Plaza de la Patria, la nutrida peregrinación desde este lugar hasta el parque-museo, y la también masiva e impresionante despedida de las cenizas, en el amanecer del día tres del mes anterior.
En la explicación a los primeros visitantes, Aldo Daniel Naranjo, presidente de la Unión de Historiadores de Cuba en la provincia, recordó que 21 combatientes del 26 de julio de 1953 fueron expedicionarios del yate Granma, e igual cifra de estos últimos resultaron asesinados tras el desembarco.
La exhibición incluye versos y otros mensajes escritos por pobladores de la Ciudad Monumento Nacional tras el deceso del Comandante en Jefe.
El acto de apertura de la muestra, que está en la sala principal del museo histórico provincial Manuel Muñoz, fue presidido por Federico Hernández, miembro del Comité Central del Partido Comunista de Cuba y primer secretario de la organización en Granma.
Es lamentable que, debido a la oscuridad, falten imágenes del recibimiento a las cenizas en la Plaza de la Revolución, donde una multitud enardecida, en plena noche, cantó el Himno Nacional, agitó banderas, levantó pancartas, lloró, vitoreó al héroe y gritó “¡Yo soy Fidel!”
Lo sucedido en este espacio de solo una manzana, se ubica, sin dudas, entre los momentos más impresionantes del homenaje póstumo del pueblo cubano a su Comandante en Jefe.