Si la radio sigue es por su gente. Siempre están ocupados, tratando de hacer lo que demanda esa chica centenaria y exigente que no cesa, que está ahí día tras día, hora tras hora; en toda su amplitud informativa, musical, deportiva, dramatizada, variada…
Nunca olvidaré algo que sucedió hace muchos años. Descansando en un escalón de la emisora, fumando con fruición, libreto en mano, me encontré a la actriz Maricela Carbonell. Como el primer día, ensayando su personaje, concentrada. Era ya una leyenda que había trabajado con todos los grandes y con los de reciente entrada al medio, y vivía aún el personaje como el primer día.
Así es la gente auténtica de la radio, nunca renuncia, nunca se cansa.
Los oyentes se conmueven, porque ellos conmueven. El público siempre es sabio cuando selecciona a sus locutores, actores, periodistas, sonidistas, a sus programas favoritos. RADIAciones es testigo de lo difícil que ha sido acceder al tiempo de algunos, siempre de aquí para allá, generosos, dándose, sin reparar demasiado en ellos mismos.
La Dirección de la Radio Cubana ha articulado con inteligencia sus propuestas para reconocer a sus artistas, sencillos y grandes a la vez. A diferencia de otras instituciones, con una mirada demasiado centrada en el Malecón capitalino, ha extendido sus valoraciones y ha premiado a personas convertidas en verdaderas instituciones en sus provincias, regiones y localidades.
La patria asoma primero por el terruño y por el barrio, antes de convertirse en espíritu nacional y en sentido de pertenencia. El sol que alumbra nuestro interior, que motiva admiración y aprecio, orgullo y añoranza, se fomenta desde la radio local, desde la creación que tenemos a mano, desde las voces que reconocemos.
Defender y justipreciar lo que se hace en un ámbito más pequeño, resulta imprescindible para la salud de la nación. No hay esfuerzos pequeños cuando se pone en él, talento y energía. Las geografías no determinan, importan sí las jerarquías.
Durante este 2024, en un año de muchos avatares, hemos intentado recorrer algunos sitios del archipiélago, de Cárdenas a Sandino, de Baracoa a Nuevitas, de Yaguajay a San Antonio de los Baños, de Santiago de Cuba hasta Artemisa. Hemos aprendido un mundo. Las redes han convertido hoy cada lugar en municipio del mundo.
Como dijera nuestro Héroe Nacional en su célebre artículo, Sobre los oficios de la alabanza: “El corazón se agria cuando no se le reconoce a tiempo la virtud. El corazón virtuoso se enciende con el reconocimiento y se apaga sin él. O muda o muere. Y a los corazones virtuosos ni hay que dejarlos mudar, ni que dejarlos morir”.
Por eso, RADIAciones quiere dejar hoy el reconocimiento por seguir poniendo el hombro y el pulmón, el aire y la palabra. Por narrar una pelea olímpica, por monitorear el paso de un ciclón, por poner en antena el análisis de un problema, la felicitación por un lauro conquistado. Es cierto que hay caminos por recorrer, pero la radio, saltando muchas dificultades, siempre está, siempre puede. Es su gente.