No es posible hablar de la Radio en Cuba sin hacer referencia a Enrique Núñez Rodríguez. Desde sus inicios en la COCO, su personalidad resulta imprescindible, tanto para la historia de nuestra radio, como para referir una época inolvidable y tomarle como paradigma del futuro devenir de este medio.
Se consagró a nuestros medios para convertirse en un referente del quehacer audiovisual cubano. Llegó a la radio para reemplazar al guionista de “Chicharito y Sopeira”, y más tarde asumió el guion de “Cascabeles Candado”. A partir de entonces desarrolló su quehacer como escritor en la CMQ. Paralela a esa labor colaboraba en publicaciones escritas, entre ellas las revistas Carteles y Bohemia.
De su andar radiofónico, vale decir que además de guionista de espacios humorísticos, también escribió novelas de aventuras. ¿Quién no recuerda a Leonardo Moncada? En esa serie de episodios se mantuvo por más de cuatro décadas y tuvo una enorme radioaudiencia que siempre lo siguió. En televisión nos hizo reír con Casos y Cosas de Casa y, casi treinta años después, Si no fuera por mamá.
Enrique nos hacía entrar en aquellos hogares cubano donde las ocurrencias familiares constituían el eje temático que tanto nos hizo reír.
Con la elegancia y el gusto refinado que lo identificaron, hizo un humor de altura, que estimulaba al tiempo que nos hacía reír y pensar. Tuvo como máxima que “el humor sirve para decir las verdades más grandes del mundo, hacer reír sin ofender y sobre todo criticar sin vulgaridades”. Es de pensar que ahí radique parte del secreto de su genialidad.
Hombre de su tiempo y consecuente con su cubanía, estuvo identificado con la más elevada causa de nuestra patria. Entre otras responsabilidades, fue Diputado a la Asamblea Nacional del Poder Popular, donde llevó a cabo una labor elogiable.
Fue condecorado como Héroe Nacional del Trabajo; recibió la Réplica del Machete de Máximo Gómez, el Premio Nacional de Periodismo José Martí, el Premio Nacional de Humorismo 2001 y el Premio Nacional de Radio, este poco antes de su deceso, el 28 de noviembre del 2002.
La Radio Cubana recuerda a este intelectual que tanta gloria le aportó, y que es punto de referencia de un quehacer presente y futuro.