¡En la radio!

La radio llegó a Cuba para quedarse por siempre, desde 1922. Por eso, celebramos desde el 22 de agosto último, el centenario de esa cuna de miles de grandes profesionales y amigos de todos los tiempos

Por: JAPE / JUVENTUD REBELDE

Mucho antes de que, en 1979, la reina de la música disco, Donna Summer, encontrara su amor perdido gracias a una carta que fuera leída en la radio, según su popular tema On the radio, ya existía en Cuba ese eterno mecanismo de la comunicación masiva.

La radio llegó a este país, para quedarse por siempre, desde 1922. Por eso, celebramos desde el 22 de agosto último, el centenario de nuestra radio, cuna de miles de grandes profesionales y amigos de todos los tiempos. Aunque ya se ha hablado mucho del tema durante la semana, dedeté quiere aportar su granito de arena a esta celebración que le llega de muy cerca. Nos llena de orgullo y amor porque somos, de alguna manera, parte indisoluble de esa gran escuela y casa de muchos, que es la Radio Cubana.

Mi paso por la radio fue breve pero intenso. Allá por la década de los 90, cuando en el naciente período especial (que ahora ya es todo un hombrecito) disminuyó sensiblemente la tirada y periodicidad de Juventud Rebelde, tomamos por asalto (casi literalmente) las ondas de la emisora Radio Rebelde. Cada mañana de domingo salíamos al aire con un espacio que llamamos Rebelde en Rebelde.

Alberto Luberta Noy y Caridad Martínez González, dos grandes de la cultura cubana, unidos por el amor y la radio. Fotos: Archivo de Caridad Martínez

Era un espacio para ampliar y divulgar los artículos, crónicas, noticias… todo lo que salía impreso en nuestro diario (que ya no era diario). Un entusiasta equipo comandado por Arleen Rodríguez Derivet, entonces directora de Juventud Rebelde. Para muchos fue descubrir un mundo maravilloso, para mí, además, fue la motivación y catapulta para entrar a la facultad de cine, radio y televisión, la querida Famca, cuando era solo para trabajadores.

Mi trabajo en aquel programa, JR en RR, era muy simple. Me encargaba del humor. Invitaba y promovía lo más selecto de los humoristas miembros del Centro Promotor del Humor que comenzaba a tomar fuerza y ganar espacios. Por supuesto, tratándose de humor, y con la bien ganada fama de irreverentes y «explosivos» de los cultores del género, siempre había resquemor con mi sección, sobre todo porque salíamos al aire en vivo.

Realmente nos cuidábamos mucho de cuanto se dijera en los micrófonos, por profesionalidad y respeto a los radioescuchas, no obstante, alguna que otra vez los nervios de mis colegas se ponían de punta. Esto me ganó el merecido mote de «El terror de la cabina» con el que, de manera jocosa, me bautizó uno de los grandes de la radio cubana: el periodista y locutor Ariel Larramendi Villafaña.

Idalberto Delgado, Martha Jiménez Oropesa y Aurora Basnuevo, tres grandes actores, protagonistas del popular espacio radial, con guion de Luberta por más de 50 años. Foto: Cortesía de Alfredo Martirena y Lupe Castillo.

Desde entonces a la fecha ha llovido mucho y otra vez me veo enrolado en una dulce misión relacionada con la radio. Esta vez, desde la literatura, me acerco a la vida y las tres grandes pasiones (la radio, el humor y su pueblo) del insustituible Alberto Luberta Noy. Convocado por su eterna esposa, otra inmensa de la radio, la directora Caridad Martínez González, y rodeado de su linda familia, dimos vida al volumen Quien bien te quiere…

El texto fue presentado recientemente en el sábado del libro de la calle de Madera, de la Plaza de Armas, y que para nuestro orgullo (y modestia) desde el primer minuto se convirtió en un best seller. Es un gran libro, no porque lo sintamos así Cary y yo, ni porque lo diga mucha gente; sino porque el protagonista fue, y es, uno de los más grandes hijos de este pueblo.

Más allá de entrar en detalles (de los cuales hemos hablado bastante en la semana última) quiero destacar otros valores incluidos en la obra toda, como la extraordinaria caricatura de Arístides Hernández (ARES) que distingue la portada, la edición y corrección de María Eugenia de la Vega, el diseño y la maquetación de María Elena Gil.

También pudiera comentar sobre el título del libro que perteneció a un programa radial dirigido por Erdwin Fernández Sánchez, otro de los inolvidables de la radio y la actuación en Cuba, que por mucho tiempo diera vida a varios personajes creados por Alberto Luberta para Alegría de Sobremesa.

Parte del colectivo de actores que hacía el programa Alegrías de sobremesa en los últimos años (de izquierda a derecha: Moisés Rodríguez, Aida Isalve, Jorge Luis Herrera, María Leisa, Aurora Basnuevo y Mario Limonta). Fotos: Archivo de Caridad Martínez