Enrique Arredondo de Virutica al Tío de Paco

Justo este mes de abril (el 2 de abril, nacido en 1906) hubiera cumplido 117 años de edad, quien luego de trabajar desde muy joven en diversos oficios, se inició como actor en el año 1923: hubiera sido también su centenario de vida artística; pero falleció con 82 años en 1988:  serán 25 años el próximo 15 de noviembre.

Valorado como el último del teatro bufo cubano, Enrique Arredondo se consideraba a sí mismo seguidor de Arquímedes Pous, y ha sido valorado por los expertos entre los mayores exponentes clásicos del teatro bufo cubano, junto a Alicia Rico, Candita Quintana y Leopoldo Fernández.

Su vida actoral comenzó en 1923 con 17 años de edad en diversas compañías de teatro como la de Manuel Bolaños, la de Mario Sorondo y la de Guillermo Moreno; con estas y otras agrupaciones recorrió Cuba en numerosas oportunidades, a la vez que escribía abundantes sainetes, apropósitos y revistas.

En 1928 formó una compañía junto con el periodista y autor Luis Amado Francés, con Federico Piñero en 1930, con José Sanabria (más conocido como “el viejito Chichi”) en 1931, y con Pedro Castanya a partir de 1934, cuando fue contratado por el teatro Alhambra para sustituir al actor Sergio Acebalen en el clásico personaje del teatro vernáculo cubano, “el negrito”, del que se considera uno de los mejores intérpretes junto a Ramón Espigul, Alberto Garrido y el mismo Acebal.

En 1940 fundó su propia agrupación escénica, que tenía su nombre y para la cual escribió varias obras.

Realizó presentaciones en Tampa (Estados Unidos), Puerto Rico, y en varias ciudades de México, como Mérida, Veracruz, Campeche, Oaxaca, Chiapas y México D.F., donde fue contratado para actuar en una revista musical con figuras tan relevantes como Germán Valdés (más conocido artísticamente, como “Tin Tan”), y “Palillo”.

En la radio, donde llevó consigo al “negrito”, se inició en 1932 con el personaje de “Virutica” y luego, creó “Chicharito”, que se mantuvo más de diez años en el éter como parte del dúo “Chicharito y Sopeira”, en las voces de Federico Piñero y Alberto Garrido, en su tan escuchado programa de los años 40.

Mientras tanto, en 1947 creó para la emisora CMQ otro de sus trascendentes personajes: el “Doctor Chapotín”, que luego retomaría en televisión, en la que se inició en 1956, en programas como Sitio alegre, Mi familia, El show del mediodía, y luego en el dominical Revista Regalías.

Enrique Arredondo caracterizando al famoso personaje humorístico de "Cheo Malanga"En 1961 retornó al teatro y volvió a interpretar al “negrito” durante algunos años, y al regresar a la televisión aun en los años 60, creó otro personaje: el guapetón y cobarde fanfarrón “Cheo Malanga”, que tan popular fue en el muy gustado programa de las noches de jueves, San Nicolás del Peladero, con otra pléyade de estrellas de la escena cubana, donde además reincorporaría al “Doctor Chapotín” que había estrenado en la emisora radial CMQ en 1947.

Pero su máxima popularidad la logró con su personaje “Bernabé” (para algunos, el más popular de todos los personajes que creó, a mi juicio rivalizando con “Cheo Malanga”) al integrarse en 1969al no menos gustado programa en vivo de las noches de miércoles, Detrás de la Fachada, de cuyas frases se apropió la cultura popular cubana, que aún recuerda su “Atrevidoooo…”, “No puéseee…” “No, mentira, tú mestángañando…”, y cuando amenazó al nieto que si no se portaba bien, lo castigaría poniéndolo a ver los muñequitos rusos, por lo que fue reprendido; además de sus inolvidables “morcillas” (chistes improvisados tácitamente prohibidos, censura que logró burlar) con otros artistas de tan estelar elenco.

Desde1979, se incorporó como “el tío de Paco” a otro programa emblemático del humor en la radio cubana: Alegrías de Sobremesa, donde compartiendo con otras constelaciones, se mantuvo hasta su muerte.

En el cine, trabajó en ¡Qué suerte tiene el cubano!(1950), en Nuestro hombre en La Habana (1959, de Carol Reed, con Noel Coward, AlecGuinness y MaurenO’Hara); en Son o no Son(1977), de Julio García Espinosa; en Patakin (quiere decir ¡fábula!) de Manuel Octavio Gómez (1982); y en Adelante Robinson!(¡Hagyjátok Robinsont¡), coproducción entre Hungría y Cuba de 1989, de Peter Timár.

Escribió y pudo publicar en 1981 sus memorias hasta 1979 que presentó en la Feria Internacional del Libro de La Habana para sus tantos seguidores que acudieron en masa a comprar su Vida de un comediante, por la editorial Letras Cubanas en la colección “Huracán”, mostrando las difíciles condiciones en que trabajaban los artistas teatrales cubanos.

Otra de sus grandes pasiones era el deporte nacional cubano: la pelota, sin jugar nunca como pelotero profesional pero sí participando no pocas veces en los juegos entre equipos de los territorios a los que brindaba su arte, todo lo cual incluyó en este libro, que agotado y muy demandado, no se ha reimpreso.

Así por ejemplo, aun en 1983 participó convocado por los historiadores del deporte, en el reencuentro en Yaguajay de los peloteros que formaron el equipo local cuarenta años antes, cuando el 5 de febrero de 1943 Arredondo pegó par de hits y anotó dos carreras mostrando sus dotes de buena primera base en el estadio local entre el equipo José L. Piedra y el del central Narcisa, en lo que él jugó la inicial en el José L. Piedra a cuya invitación había accedido, mientras la prensa lo reconocía como “el popular negrito de la compañía que lleva su nombre (…) el mejor de su género” y su contribución al equipo ganador por 17 carreras a 5, y personalmente, con 5 veces al bate, dos hits y dos carreras anotadas.

También fue memorable su participación el 26 de julio de 1945 al enfrentarse el Instituto de Remedios y el Yaguajay B.B. Club. En el reencuentro rememoró su vida como pelotero y habló encomiásticamente de los cinco partidos que jugó con el combinado de Yaguajay, donde bateó de 18-8 para un average de 444.

En 1986 comienzan los primeros síntomas de la enfermedad con que sucumbiría, pero continuó colaborando con el mejor humor cubano en proyectos con los libretistas Enrique Núñez Rodríguez,  Héctor Zumbado y Alberto Luberta.

Personalmente, los que estudiábamos en la Facultad de Filosofía e Historia y luego en Artes y Letras en la Universidad de La Habana al iniciar los años 80, acariciamos aun sus estímulos, consejos y enseñanzas profesionales y humanas acudiendo a ensayos y puestas en escena de nuestro grupo de teatro Contrabajo desde la Licenciatura en Historia del Arte en el recinto universitario y en centros de trabajo donde íbamos invitados, como la Empresa de Minería y Geofísica del Ministerio de la Industria Básica, cuando dedicado a la sátira social, incursionamos exitosamente en clásicos del teatro vernáculo cubano, y contamos con la vasta experiencia y la mano amiga de este inmenso tan querido y respetado del mejor humor cubano, no en balde llamado “el Rey de la Risa” por sus aportes en todos los medios… incluida la radio.

Autor

  • Dr. C. Avelino Víctor Couceiro Rodríguez

    (La Habana, 1957) Licenciado en Historia del Arte (1982) y Licenciado en Historia General (1986), Técnico Medio Superior en Arqueología (1984) y Técnico Medio Superior en Museología (1985), Doctor en Ciencias sobre Arte (2001) y Máster en Antropología con Mención en Antropología Sociocultural(2001), Diplomado en Historia General Contemporánea (2006), Profesor Titular de la Universidad de La Habana (2002) e Investigador Titular (Ministerio de Cultura y Ministerio de Ciencias, Tecnología y Medio Ambiente, 2004).

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