50 años de la banca al servicio de la Revolución

La promulgación de la mencionada legislación declaró pública la función de esta institución y con ello dio un golpe de muerte a la vieja estrategia norteamericana de usar a su favor a la banca privada y extranjera, que actuaban movidas por el interés de la ganancia sin importarles los nuevos retos del desarrollo económico de la Isla y la política social de la Revolución.

Siempre habían estado orientadas  a beneficiar a las empresas estadounidenses dedicadas a obtener  materias primas, a explotar de modo latifundista la tierra y a fomentar  la importación de productos desde EE.UU., impidiendo con ello el desarrollo de la industria nacional y fortaleciendo el monocultivo, así como la monoexportación.

De esta manera el 13 de octubre de 1959 se nacionalizaron   cinco instituciones crediticias paraestatales y 44 bancos privados, de ellos seis extranjeros, y se declaró como único continuador  y subrogante de todos los bancos privados del país al Banco Nacional de Cuba (BNC), que arriba este año a su 60 aniversario.

Además, la nueva Ley procuraba detener la fuga de capitales que al momento de la decisión había dejado las reservas en poco más de 100 millones, y eliminar una fuente de financiamiento a la contrarrevolución interna.

Por ello previo a tan importante paso, el Che, quien el 26 de noviembre de 1959 había sido nombrado ministro-presidente del BNC por el naciente gobierno revolucionario, arremetió contra la fuga de divisas, eliminó instituciones bancarias y financieras creadas por el tirano Fulgencio Batista con fines lucrativos, comunicó por escrito a las refinerías el plan de pago de sus correspondientes deudas con el Estado, y orientó sacar de Estados Unidos, sin que los norteamericanos, se percataran el oro físico que Cuba tenía depositado allí.

En estos 50 años, contra viento y marea, en medio del bloqueo imperialista, de agresiones de todo tipo procedentes del norteño país, de crisis económicas, financieras, energéticas, ambientales y de otra índole, de descalabros como el derrumbe del campo socialista, el sistema bancario cubano ha dado muestras de lo que puede hacerse a favor del desarrollo, cuando todo el caudal de la inteligencia humana está al servicio de la Patria.

Retos del sistema bancario cubano en las últimas dos décadas

Recordemos aquellos primeros años de la década del 90 cuando la situación económica de la mayor de Las Antillas se agravó, debido a la desaparición del Socialismo en Europa del Este y la desintegración de la Unión Soviética, sumado a ello la depresión de los precios del azúcar en el mercado internacional y el recrudecimiento del bloqueo económico impuesto por los Estados Unidos de América a Cuba, desde casi el triunfo revolucionario.

Ante tal situación, a partir del año 1992, el Gobierno cubano tuvo que aplicar una estrategia que permitiera detener el brusco descenso experimentado en la economía hasta entonces y comenzar a revertirlo paulatinamente, además de procurar mantener el equilibrio macroeconómico, perfeccionar el sistema productivo y de gestión existente y conformar un esquema propio de desarrollo, acorde con las necesidades y características del país.

Entre las decisiones adoptadas se destacan la descentralización del comercio exterior; la creación de las Unidades Básicas de Producción Cooperativa (UBPC) mediante la entrega de la tierra en usufructo a los trabajadores de las granjas estatales; la apertura de mercados agropecuarios, industriales y artesanales; la despenalización de la tenencia y libre circulación de monedas extranjeras y una mayor apertura a la inversión extranjera, entre otras.

La sustitución del dólar por el peso convertible en las operaciones dentro del territorio nacional ha sido una de las medidas más trascendentales ejecutadas por los trabajadores del sistema bancario y financiero cubano, sin dejar de reconocer que la doble moneda ha devenido uno de los mayores retos que enfrenta ahora Cuba.

Las medidas antes mencionadas implicaron  una ampliación del número de sujetos económicos que exigían, en el ámbito bancario, la prestación de servicios más ágiles y universales, tanto nacional como internacionalmente, y la necesidad de contar con nuevos instrumentos de política monetaria que permitieran alcanzar estabilidad económica y en la interacción de los entes económicos.

La creación del Banco Central de Cuba (BCC), dispuesta por el Consejo de Estado mediante Decreto Ley No. 172, de 28 de mayo de 1997, dotó al país de una institución capaz de concentrar sus fuerzas en la ejecución de las funciones básicas inherentes a la banca central y dejó establecido un sistema bancario de dos niveles, integrado por el BCC y un grupo de bancos e instituciones financieras no bancarias, capaces de dar respuesta a las necesidades que surgen del desarrollo de nuevas formas de estructurar las relaciones económicas internas y externas.

Como autoridad rectora, el BCC tiene la misión de emitir la moneda nacional y velar por su estabilidad, contribuir al equilibrio macroeconómico y al desarrollo ordenado de la economía, custodiar las reservas internacionales del país, y proponer e implementar una política monetaria que permita alcanzar los objetivos económicos que la Isla se plantea.
   
También debe asegurar el normal funcionamiento de los pagos internos y externos, dictar normas de obligatorio cumplimiento, ejercer las funciones relativas a la disciplina y supervisión de las instituciones financieras y las oficinas de representación que se autorice establecer en Cuba y cualesquiera otras que las leyes le encomienden.
  
En el esfuerzo de perfeccionar las relaciones de cobros y pagos, así como de adaptarlas a los cambios que han tenido lugar, el Banco Central de Cuba ha seguido muy de cerca la evolución y situación de las cuentas por cobrar entre las empresas y ha propuesto al Gobierno, en cada caso, las medidas a adoptar para erradicar las deficiencias en la disciplina de pagos.

De manera que el nivel de actividad de la banca comercial ha crecido en los últimos lustros, tanto en las transacciones como en las cuentas de ahorro.

Pero otro reto está en normalizar las relaciones financieras externas del país -incluido el tema de la deuda externa-, y apoyar las gestiones de crédito de los bancos integrantes del sistema nacional y de las empresas cubanas, mediante contactos bilaterales con otros bancos centrales, organismos de seguro de crédito a la exportación y otras instituciones financieras oficiales y privadas.

A 50 años de la nacionalización de la banca, por el Comandante Ernesto Che Guevara, podemos resumir que sus trabajadores han procurado cumplir todas las misiones  asignadas por la Revolución en cada momento histórico, dirigidas al logro de la soberanía monetaria, a la fiscalización de los recursos financieros de la nación y a la búsqueda y obtención de nuevas fuentes de financiamiento para la nación.

No olvidemos que hoy día esas tareas se hacen más complejas dado el papel de la banca en la actualización del modelo económico cubano, por ejemplo, en el otorgamiento de créditos a miles de compatriotas que pasarían al trabajo por cuenta propia, al quedar disponibles en el actual proceso de reordenamiento laboral y salarial, sin descuidar los compromisos de pago con empresarios e instituciones extranjeras.

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