Cuando la 7AZ despertó a la llanura camagüeyana (+ Audio)

No se trata de una narración novelesca. Es esta la historia de Ana, una señora sesentona tan real como cualquiera, pero con un tremendísimo padecimiento de radiodependencia. Por eso, cuando los años de su Selena lo hacen cancanear, o la letanía de un apagón sobrepasa los límites permisibles y hasta la carga de su MP3 – el único lujo electrodoméstico que se empecinó en tener – acaba cediendo; parece un alma ambulante.

Pero Ana no es una rareza. Como ella hay miles de personas en todo el mundo para quien la radio es parte indispensable de su vida. Y es que el multifacetismo que caracteriza a este centenario medio, y su extraordinario intimismo, lo convierten en una atracción, más que lúdica, ineludible.  

En Cuba, la radio tiene una tradición portentosa. A las alturas de 1920 todavía para muchos era algo desconocido y ya en La Habana, el músico Luis Casas Romero, junto a uno de sus hijos, se empecinaba en construir un equipo emisor de señales sonoras. Pero no fue hasta dos años después que sorprendió con su invento, cuando el 22 de agosto de 1922 anunció a viva voz el estado del tiempo para las horas siguientes.

Apenas transcurrieron un año y cinco meses entre el nacimiento de la radio en Cuba y su debut en tierras camagüeyanas; la cuna del padre de la radiodifusión en la Isla no podía quedarse atrás.

Fue así que el 16 de enero de 1924, desde el hotel Plaza, alrededor de las 8:00 pm., se transmitió la primera señal de la 7AZ. Entonces, los lugareños escucharon a través de sus radiorreceptores el discurso inaugural de Francisco del Rincón, presidente de la Cámara de Comercio, seguido de las últimas noticias publicadas en El Camagüeyano.  

Aquello fue un acontecimiento cultural, social y tecnológico, sin precedentes en Cuba más allá de los límites de la capital, e incluso, en muchas grandes ciudades de América Latina.

En lo adelante, la 7AZ transmitió diariamente una programación regular hasta mediados de 1929 en que dejó de salir al aire con esas siglas y asumió la de CMJA.

Lo cierto es que la fiebre de la radio se extendió con rapidez y nadie quería perderse su extraordinaria magia. Si bien es verdad que en los inicios eran muy pocos los que tenían un aparato receptor, los costos no tardaron mucho en abaratarse y a esa misma velocidad crecieron las plantas radiales a lo largo y ancho del país. Se dice que para 1932 Cuba ocupaba el cuarto lugar mundial en cantidad de emisoras: 62 en total.

En ese entonces, en el territorio agramontino junto a la CMJE operaban la CMJG “La Voz de la Vigía” y la CMJK “La Voz del Camagüeyano”. Se le sumarían también La Voz del Tínima, Casa Monteavaro, La Voz de Oro, Radio Triunfo, Radio Legendario, Radio Camagüey y la Doble U, las que encontrarían un fuerte rival en Radio Cadena Agramonte, ante su atractiva programación musical y dramatizada, y la calidad de sus noticiarios.

Así, como diría el profesor Vicente González Castro, “el público aprendió que la radio servía para soñar, y como eso es para el hombre tan importante como la alimentación cotidiana, se dedicó a soñar con la antena radiofónica”.

Noventa años han transcurrido desde la primera transmisión radial en Camagüey, y en un sempiterno intento por ver pasar el tiempo sin envejecer, la radio agramontina continúa en el corazón de su pueblo.

Pincelada sonora de la Radio Camagüeyana

Radio Cadena Agramonte (1957)

Radio Nuevitas (1939).

Radio Santa Cruz (1968).

Radio Guáimaro (1969).

Radio Florida (1969).

Radio Cubitas (1984).

Radio Camagüey (2004).

Radio La Voz del Bayatabo (2005).

Radio Vertientes (2007).

Radio Esmeralda (2008).

 

 

 

 

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