Eduardo Rosillo, del altoparlante a la radio

Cuando escuchamos «Radio Progreso, la Onda de la Alegría», uno de los logos identificativos de la emisora de la familia cubana encarnados en la voz del insigne locutor, nos resulta difícil pensar que para obtener definitivamente su puesto frente a un micrófono, muchas historias tejieron su vida. Confirmado estaba que la locución era lo suyo pero ¿cómo hacerse escuchar?.

DESDE UN ALTOPARLANTE

El Oriente de Cuba se enorgullece de ser protagonista de los primeros pasos de Eduardo Rosillo en el mundo de la radio. Y es que cuando la emisora fundada en La Maya es trasladada para Las Tunas, también Rosillo lo hace, y decide, posteriormente, iniciar en CMKC a partir de 1953, cuando el asalto al Cuartel Moncada aceleró su ingreso a esa planta de Santiago de Cuba.

Un giro ocurrió en la vida de este locutor en 1958 cuando se traslada de forma definitiva a La Habana. Ya tenía una trayectoria pero esta poco le valió en esos primeros años de adaptación al llegar a la capital.

Hace algunos años, Rosillo contaba que al arribar a La Habana le resultó imposible obtener un contrato fijo, pero que su voz le ayudó a salir adelante; no de la manera esperada, pero sí de una que le abrió las puertas para volver a la radio.

«Me dediqué a trabajar en carros altoparlantes anunciando pollerías, farmacias de turno, piqueras de automóviles. Hacía menciones y jingles para los comerciales de las emisoras locales. Uno de estos spots lo escucharon en la Publicitaria Yenen. Estaban buscando un locutor, porque nuevo era el producto que se iba alanzar al mercado. Fui y grabé la mención de Defensol que era un analgésico, y me pasó también algo digno de ser contado», dijo en entrevista concedida a la periodista e investigadora Josefa Bracero.

Rosillo también fue policía. Reconocido como el vigilante 1049 de la Policía Nacional Revolucionaria, recorría las calles habaneras en un carro altoparlante explicando las leyes del tránsito, para lo cual le sirvieron sus estudios no concluidos de Derecho. Fueron precisamente las conferencias sobre tránsito las que lo insertaron nuevamente en el mundo de la radiofonía.

«Un día, estando es la esquina de Galiano y Zanja, dictando conferencias de tránsito,  me escuchó el Comandante Samuel Rodiles, inspector general de la Policía. Le había gustado lo que hacía el carro y le sugirió a Tomasevich que ese trabajo se hiciera por radio».

CMQ Radio fue la emisora que dio luz verde al proyecto con Rosillo, un espacio que posteriormente pasó a la televisión y así se abrió su espectro hasta convertirse en locutor insigne de la Radio Progreso, su mayor anhelo. 

Desde 1963 hasta poco antes de su muerte, en 2015, Eduardo Rosillo formó parte activa de la emisora de la familia cubana; esto como una muestra de que cuando el talento y el esfuerzo se unen, los sueños se hacen realidad.

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