Presagio que hace ocho años la muerte se sintió orgullosa, más no todos los días estrecha en su manto a un hombre humilde y gran revolucionario como lo fue Wilfredo Rodríguez Cárdenas. Pero aún así, la radio no se quedó sin utopías y aún escucha sus pasos por los pasillos de las emisoras y recibe la caricia de su voz.
Wilfredo no queda en las páginas del olvido. Camina, ríe, sueña, por las calles de su natal Holguín, viaja en cada onda trasmitida desde la oriental Santiago de Cuba que vio nacer sus primeras interpretaciones, renace en cada aula cuando se habla de la Huelga General Revolucionaria del 9 de abril de 1957 o el alzamiento del 5 de septiembre en la ciudad de Cienfuegos y vive aún en el más íntimo recuerdo de sus familiares y amigos.
Por el mundo anda el que fue Embajador en la República Democrática de Corea, Vicepresidente del Instituto Cubano de Amistad con los Pueblos, Militante del Partido Comunista de Cuba, hombre radio, gran revolucionario, fiel a la radio y a Fidel, perfecto camarada y excelente artista.
Él supo sobrevivir en tiempos difíciles en los que, como dijo el afamado físico Albert Einstein, la creatividad es más importante que la inteligencia. En los brazos de la historia se estrechan sus palabras, como el llamado eterno a la conciencia de la nación.
Con la sencillez de los seres comunes, se despidió Wilfredo un 8 de enero del 2005. Sabemos que no se fue de este mundo sin penas y sin glorias, pero dejó una huella imborrable en la memoria de la radio cubana y una historia de más setenta años para contar.