Radio Cabaniguán, diez años en los hogares de Jobabo

Cuentan los primeros locutores y periodistas que tuvieron que hace todo deprisa; gente de otras profesiones veían en esta nueva emisora su nueva vida.

Y fue así, unas veces por embullo, otras porque la radio fue cautivando su interés profesional, que Radio Cabaniguán hizo su primera transmisión con cerca de una veintena de trabajadores, quienes hacían de todo, lo mismo se ponían al micrófono que hacían un guión de seis cuartillas, que salían con grabadora en mano a cubrir un evento social.

«Había un antecedente. Aquí en Jobabo antes de la apertura de la emisora había varios corresponsales, la mayoría deportivos, que tributaban información a Radio Victoria, a Maboas y a Guáimaro, ocasionalmente a Radio Reloj y Rebelde», relata Roberto Domínguez Espinosa, el más veterano periodista de la estación jobabense.

«En 1988 fue tuvimos aquí una corresponsalía oficial, estuvo como titular Juan Manuel Olivares Chávez y luego yo, que me mantuve reportando a Radio Victoria y otros medios hasta 2008 que echamos a funcionar Radio Cabaniguán», argumenta Domínguez.

«Digo echamos a funcionar porque realmente la emisora la hicimos los trabajadores. Fue un buen movimiento. Recuperamos algunos materiales de un estudio que se desmantelón en la emisora provincial Radio Victoria; innovamos; readaptamos este local que antes era el Centro de Cálculo, bueno, los equipos especializados sí los instalaron especialistas y técnicos de RadioCuba y del ICRT (Instituto Cubano de Radio y Televisión)».

Otra de las fundadoras es la locutora, directora y asesora de programas Yanetsy Rojas López quien asegura que se enamoró del medio, especialmente de la pequeña emisora, desde el mismo momento en que entró al estudio y se puso delante de un micrófono.

«Cómo no estar enamorada de esto que hicimos nosotros con tanto esfuerzo, que luchamos para que saliera al aire; imagínate que en 2008, cuando iniciamos,  oficialmente nadie sabía nada de radio aquí, pero tratábamos de prepararnos, de mejorar en cada emisión, de buscar los elementos que nos acercaran más a los oyentes, y cuando la gente comenzó a escucharnos, que nos lo decían, que nos reconocían, fue algo lindo, inolvidable».

«Yo comencé a escuchar Radio Cabaniguán desde el mismo momento que abrió su primera transmisión el 30 de diciembre, y sigo aquí, escuchándolos a ustedes después de 10 años», expresó Diego Reyes, uno de los oyentes reconocidos recientemente por la dirección de la planta, precisamente por su fidelidad a la programación y quien estuvo hasta hace unos dos años de incógnito haciéndose llamar El granito de sal«.

Aesgura Diego que después de 10 años sigue escuchando a Radio Cabaniguán por la preparación que poco a poco han ido adquiriendo los locutores, los periodistas, todo el personal.

«Oiga, es que aquí se tratan los temas que nos interesan a los jobabenses, se hablan las cosas como son, y eso mueve a uno, porque se ve reflejado en los materiales; también tengo que decirte que me gustan mucho los programas musicales y en la forma en que lo hacen, sobre todo la forma en que incentivan a los que escuchan», afirma este amigo incondicional de los radialistas jobabenses.

De vez en cuando en la redacción o el estudio, o alguna actividad ocasional -como fechas especiales, con caldosa y por qué no, algunos tragos- salen a relucir anécdotas sobre los 10 años de la radiofonía en Jobabo; del tiempo en que hubo que aprender a hacer de todo, como reza la famosa filosofía del «Hombre-Mujer-Radio», aplicada en las Emisoras Comunitarias, y cuyo fin era lograr más o menos que la gente fuera integral, y si no basta preguntarle a Jorge Hechavarría, el primer director del medio, hoy realizador de sonidos.

En Radio Cabaniguán cada cual tiene su historia, sus tropezones y hasta sus gazapos guardados en audio, pero poco a poco la mayoría de edad, la experiencia, el deseo de trasmitir a las audiencias un producto o contenido de alta calidad,  abrieron el sendero para que el actual colectivo siga llevando la «Voz de Historia y Tradiciones», no solo a los jobabenses, sino a todo el mundo.

Autor