por Los profesionales mineros, con poca experiencia en este ámbito sonoro, se estrenaban bajo el concepto de «hombre radio», debían desempeñarse a la vez como periodistas, directores, locutores y editores.
No fue nada fácil, en verdad no podían desarrollar las cuatro acciones a la vez con la calidad necesaria, aunque lo intentaron y muchos lo consiguieron con éxito.
Con el tiempo llegó la ansiada «especialización» donde cada radialista decidió el camino exacto a tomar. Unos apostaron por el periodismo y otros decidieron ser directores y locutores.
El colectivo de la emisora hoy está mejor capacitado, todos evaluados por jurados nacionales, según el contenido de su labor.
Los premios y certificaciones recibidos en festivales provinciales, así lo avalan.
Los retos en la plataforma de INTERNET también son decisivos, trasmiten en vivo durante seis horas de lunes a domingo, reciben saludos, felicitaciones y comentarios desde cualquier continente. En la actualidad nutren de mayor contenido cada uno de los programas, instruyen más a la población en todos los ámbitos de la vida.
El programa de corte crítico «Sin etiqueta» sale al aire cada sábado, una posibilidad que tiene el oyente de exponer su criterio, queja o denuncia en torno al tema social que se trate.
Creo que la presencia de la familia minera en la radio, debiera tener un protagonismo superior en los próximos programas que aparezcan, con la ampliación a dos horas más de trasmisión.
También opino que las voces de la audiencia deben ser grabadas y escuchadas en el medio, daría más autenticidad a la emisora.
Los trabajadores de Radio Minas, a mi entender, son personas creativas y con mucho talento, capaces de reajustarse a nuevos formatos y proyecciones.
El presente y futuro de la radio está asegurado desde la montaña hasta el mar.