Fela Jar, la dulce villana que roba corazones

Existía la Artística Gallega y un día yo actué allí por distracción y el cuadro de comedias todos los meses hacía una función de bailes, de cantos y empecé a trabajar en ese lugar, una de las condiscípulas me dijo ¿por qué tu no estudias con Joaquín Riera? Porque es un gran maestro y fue así como tuve a ese primer maestro que fue inolvidable para mí. Enseñaba a recitar, pero yo lo que quería era actuar y también nos enseñó esta disciplina y nos llevaba los domingos a trabajar en programitas en Radio Quiza-Seigle, en la COCO y así yo comencé a desenvolverme en la radio. Tenía entonces alrededor de dieciocho años aproximadamente. Seguí trabajando también en la Artística Gallega y comencé a ir al grupo ADAD, al Patronato del Teatro, donde ponían una función al mes y me gustaba mucho”.

Violeta Casal, eximia actriz, es su profesora de historia de teatro en la Escuela Municipal de Arte Dramático. Trabaja al lado de otra gran actriz, en sus inicios. Marisabel Sáenz es otra de las insignias también en el Patronato del Teatro y es su profesora de entonación. Hacen el gran repertorio de las obras universales en la ADAD e igualmente en el Patronato del Teatro. Con el Patronato hace el papel de la Estela de Un tranvía llamado deseo. Que por cierto en el Teatro Auditórium lo asume Violeta Casal y después cuando Violeta marcha a la Sierra Maestra como locutora de Radio Rebelde, repiten la obra, y le entregan el papel principal a Fela Jar. Con esa obra gana la estatuilla Talía como la mejor actuación del año.

¿Continúa estudiando o ya se incorpora solamente al trabajo?

“Hacía las dos cosas. Cuando se abrió la convocatoria para la Escuela Municipal de Arte Dramático yo me presenté, cursé los tres años de estudio. Me gradué junto con Vicente Revuelta, que fue el más destacado de todos los alumnos de aquel primer curso, era muy inteligente, de una gran sensibilidad. La primera obra que puso en escena la escuela la hicimos él y yo. En el primer año la escuela estaba situada en Belascoaín, lo que es hoy la Escuela Caturla. Ya el segundo y tercer cursos lo hicimos con la Escuela situada en la Calle 23. Los profesores fueron formidables, Mario Rodríguez Alemán, Marisabel Sáenz, Francisco Morín, Modesto Centeno, Martínez Aparicio, Isabel Fernández de Amado Blanco, que nos enseñó historia del traje. Allí estaba también el profesor español Juan Chavás que nos impartíó clases de foneatría. Fueron magníficos con una entrega total”.

Después llega la etapa radial. Lo hace en un programa en CMQ en Monte y Prado que era de aficionados para captar actrices y actores, lo dirige Emilio Medrano. Surgen después las voces nuevas de Cadena Azul, se presenta también y gana en la semana y también el domingo. La pareja ganadora la integra con el que fuera destacadísimo actor de la Radio y la Televisión José Antonio Rivero. Arturo Liendo escribe una novela guajira y le ofrecen un papel.

“Me acordé tanto de Medrano porque de una de las cosas que él me enseñó hacer bien fue a la guajira. Yo triunfé con aquella campesina que tanto le gustó a Amado Trinidad y enseguida me contrataron”.

Y después que hace esta guajira ¿Cómo prosigue su vida radial?.

“En Cadena Azul había dos programas de Crusellas y Compañía y siempre me utilizaron. Ellos hacían pruebas de vez en cuando y yo asistí a esas pruebas porque Ramón Antonio Crusellas era uno que las hacía, después fue Julito Lot, Ramón Antonio Crusellas me había visto trabajar en el Patronato del Teatro y en la ADAD e incluso me llamó a trabajar en obras que él dirigió también y un día le digo: Ramón Antonio por qué si yo hago pruebas con ustedes y me utilizan en sus programas, por qué ustedes no me contratan a mí. Y él me dijo porque todavía tienes que cuajar, nosotros entendemos que para que una gente cuaje de verdad, con todos los conocimientos que tienes de la Escuela de Arte Dramático, se requieren cinco años para que esos conocimientos cojan fuerza. Y así pasé trabajando en Cadena Azul en los dos programas de Crusellas.Cuando abren el Canal 4 en Mazón y San Miguel, Crusellas tenía un programa y me utilizaba allí también. O sea yo le intereso a Crusellas, pero me tenían ahí de reserva hasta un día que al fin me contrataron”.

¿Y cuándo comienza en CMQ?

“Yo tengo tremendo olfato y cómo había estado en la quiebra de la Cadena Azul, me percaté que el Canal 4 no estaba muy bien y un día me le aparecí a Magda Iturrióz, allá en las oficinas de Crusellas, donde está el ICRT ahora. Le dije que quería trabajar allí en CMQ, porque tenía el presentimiento que el Canal 4 iba a quebrar. Eso fue en 1956 y mi contrato se vencía el 15 de diciembre. El 16 de diciembre de ese año comencé a formar parte del cuadro de comedias de Crusellas y Compañía que desde 1949 me utilizaba primero en la Cadena Azul y después en el Canal 4 de la televisión”.

Con Crusellas y Compañía hace radio y televisión a la vez. Es la época que se graba el radio desde las 8:00 de la mañana hasta la 1:00 de la tarde y se pasa a hacer la televisión desde las 2:00 de la tarde hasta las 9:00 o las 10:00 de la noche. O sea no había contradicciones con los elencos artísticos.

Cuando rememora aquellos momentos, busca en su recuerdo y afirma:

“En aquel tiempo se hacía parte de las aventuras en exteriores. Yo recuerdo a Samarkán que la hicimos para el canal 4, en lo que después fueron los sótanos del Habana Libre. Cuando se abrieron aquellas canteras y se empezó a fabricar allí hicimos muchas cosas de Samarkán. Hicimos otras grabaciones en la Cabaña, en el Bosque de La Habana, lugares cerca de por aquí. No como ahora que hemos hechos muchas cosas. Recuerdo un cuento que hice en Pinar del Río que era de Onelio Jorge Cardoso. Cuando hicimos Finlay, hicimos algunas grabaciones en Trinidad. Se logra una calidad mayor cuando se utilizan otras locaciones”.

Cuando repaso en el recuerdo, hasta hace pocos años, los repartos de las principales novelas, teatros, cuentos, aventuras, tanto en radio como en televisión, el nombre de Fela salta familiar, amigo. Y todavía la tenemos vital dispuesta a engrandecer el papel que se le entregue

¿Por qué le asignan casi siempre los roles de mujer perversa?

“Mira, todas las fotografías que tengo de mi juventud denotan la imagen de una dulce muchacha, aunque sigo siendo dulce, y al principio me ponían a hacer las damitas jóvenes, pero un buen día José de San Antón, un tremendo actor, con el que había trabajado mucho en la ADAD y en el Patronato del Teatro se le ocurrió darme un papel de malvada”.

Usted que se expresa artísticamente en la radio, la televisión, el teatro y el cine. ¿Cuál medio prefiere?

“En realidad lo que más me satisface hacer es teatro. Porque se establece una corriente magnética entre el público que te está viendo y uno, es una emoción que únicamente el que se pare en un escenario la siente. Porque en las escenas dramáticas hay un silencio que te penetra y te penetra y cuando son situaciones cómicas la carcajada parte que te arrastra que tú tienes que hacer una pausa, porque si sigues hablando no te oyen. La televisión tiene el encanto que la gente te reconoce, te paran en la calle, te felicitan. El radio tiene el aquello de que llega hasta el lugar más recóndito. Te voy a contar una anécdota, un día recogiendo papas, le digo a un campesino – por favor los sacos se terminaron – y me identificó por la voz – no me diga que usted es la que trabaja en Sangre y arena – le contesto – si yo soy – entonces nos invitó a su casa. Me sorprendí no podía imaginar que un campesino estuviera escuchando a Blasco Ibáñez, que lo hacíamos en Radio Liberación. Tuvimos que hacer un paréntesis para ir a su casa a tomar café y conocer a su familia. Esas son cosas maravillosas que te da la radio, que te da la televisión, pero el teatro es distinto, porque es directo ahí. Recuerdo que estaba haciendo una obra de teatro Muertos sin sepultura de Jean Paul Sartré. Nosotros éramos de los que estábamos luchando contra la invasión alemana, nos habían cogido presos, me torturaron y antes que lo hicieran con un hermano pequeño yo lo estrangulé con mis propias manos. Recuerdo que yo ponía la vista así perdida en el vació mientras lo estrangulaba y delante de mí había un señor que lloraba tanto, que tuve que sobreponerme porque me emocionó mucho. El teatro es así, para mí es la más grande emoción”.

Fela trabaja en la radio al lado de muchos directores. Entre tantos recuerda con mucha admiración a:

“Paco Alfonso, era adorable, todo halago, una gente increíble de verdad, él me dirigió en la guajirita que determinó que me contrataran allí. Trabajé con Erdwin Fernández que para mí fue el mejor director de radio que he tenido. También con Julito Lot, Odilia Romero, Enrique Íñigo, todos muy buenos, pero para mí el más completo fue Erdwin. Él dirigió las cosas de Alejo Carpentier y buscó diccionarios botánicos y los llevaba al estudio. Cualquier duda que nosotros tuviéramos ya él la había analizado. Con Erdwin aprendí muchísimo. Con Sol Pinelli, que mucha gente decía que era cascarrabias. Yo no tuve ese concepto, con ella lo que había era que cumplir y ser formal. Era la única que llegaba al estudio con los libretos marcados y las acotaciones hechas”.

En la televisión recuerda con mucho cariño a Antonio Vázquez Gallo y a Loly Buján. Entre las obras en que trabaja señala. El rojo y el negro y Martes, miércoles y domingo de amor Palmolive, que escribe Delia Fiallo, para ella obras inolvidables.

Sé que es fundadora de las milicias y participa en la alfabetización. Por eso le pido que hable sobre estos temas:

“Quien dirigía la alfabetización en CMQ era Gina Cabrera. Como estábamos las dos trabajando en Martes, miércoles y domingo de amor Palmolive, fuimos a conseguir que se alfabetizaran los del barrio de Llega y pon, que estaba detrás de lo que era Hijas de Galicia. Imagínate cuando Gina llegó con su maquinón blanco ella me dijo – tu vas a ver la gente es muy cariñosa con uno yo ahora reúno a los muchachos y les digo cuídenme el carro – y efectivamente se lo cuidaron. Visitamos casucha por casucha y logramos que se alfabetizaran, pero lo hicieron porque Gina se los pidió. Fuimos varias veces y después a mí me tocó ir a repasar a la gente a San Antonio de los Baños. Alfabeticé a Juan y Juana, un par de viejitos. Quien organizó los grupos que diariamente salían en una guagua para los distintos lugares fue Gina Cabrera”.

“¿Y la Milicia de los Artistas? Enrique Iñigo, uno de los directores de Crusellas y Compañía, Marta Jiménez Oropesa y yo comenzamos a formar la milicia de los artistas, la que se conoció como la milicia del río. Fuimos al Río Almendares. También ahí encontramos la milicia de los maestros y otros sectores. Cuando determinaron que había que cuidar los centros de trabajo, ya Gabriel Palau y otros compañeros habían formado la milicia Pepe Prieto en CMQ y entonces nos unimos a ellos para custodiar las emisoras nacionales y la televisión. Casi todos los artistas formamos parte de la milicia, son tantos que temo obviar nombres”.

¿Qué programas de radio tienen mayor significación para usted?

“Hice mucho radio y sigo haciéndolo, pero lo más agradable para mí vino de Enrique Núñez Rodríguez. En Leonardo Moncada, que duró más de quince años, además del héroe protagónico, sacó a una mujer que se llamaba El Águila, que tenía un lema que decía -Asesinos, temblad, que Él águila los acecha-, se constituyó en pareja amorosa con Moncada. Quiero decirte que todavía vemos por ahí a muchachos de la época y se acuerdan de este personaje que hice en Leonardo Moncada. Le vivo eternamente agradecida a Enrique, por esta obra y por toda la que debemos a su talento. Y que yo recuerde en todo lo que he hecho en radio nunca una mujer ha sido la defensora de los derechos de los campesinos. También de Enrique recuerdo una obra de teatro que la estrenó Minín Bujones en el Patronato del Teatro y cuando se repitió en el Grupo Anckermann en el teatro Martí fui yo quién lo hizo, Gracias doctor. Recuerdo que en una conversación le dicen a Enrique, ustedes escriben para radio y televisión en un día, pero el teatro es otra cosa. Y Enrique respondió –una obra de teatro yo la escribo también en una noche – Y al otro día se apareció con Gracias doctor”.

Fela Jar nos lega también su imagen y voz en el cine. La primera película donde la vemos actuar es en Cecilia Valdés. Le asignan el papel de la hija mayor de los Gamboa. Después trabaja en Cuándo las mujeres mandan con Garrido y Piñero. Con un productor mexicano hace Tahimí o la Hija del pescador.

Fela guarda un lindo recuerdo de todos los compañeros con los que comparte la escena, pero especial significación merece:

“Marta Jiménez Oropesa, que ya tenía años de trabajo, Enrique Santisteban y Alejandro Lugo, fueron los tres que en Crusellas siempre me orientaban sobre pausas que hacer, tonos, ritmos. Todas esas cosas que son fundamentales en radio donde tienes que darlo todo con la voz. Una vez trabaje en una obra de teatro con Santisteban. El primer acto era de Gina Cabrera la protagonista, quien más se lucía. El segundo acto era mío y Santi me estaba observando y me dijo –oye mira a ver que cuando termines quiero oír los aplausos del público y tú tienes que ganarlos -. Era una escena muy dramática y los aplausos fueron atronadores y él me estaba esperando para abrazarme. Este papel lo iba a hacer en el Teatro Encanto Raquel Revuelta, pero ella se enfermó y tres días antes me dieron el libreto. Tenía una magnífica memoria y él trabajaba mucho. Un día me dice -toma el libreto y observa la letra que voy a decir-. Al final lo dije perfecto y rompí el libreto –total si ya me la aprendí para que me sirve-.

“De Alejandro Lugo, que decirte, compañero entre los compañeros. Fue un roble siempre y hasta el final de su vida estuvo ayudando a todo el que podía. Muchos le deben su carrera artística, porque no solamente le impartía sus conocimientos sino que les conseguía la forma de trabajar. Era un lujo y para mí fue un verdadero honor trabajar mucho con él, siempre aprendía algo nuevo. Tenía muy mala memoria, pero sus personajes siempre los hizo al más alto nivel, por el gran actor que era. La antítesis de Santisteban, respecto a la memoria”.

“A Eduardo Egea, Bebo, como le decíamos nosotros. Fue para mí el mejor galán, maravilloso, en la ADAD hizo muchas obras, entre ellas La importancia de llamarse Ernesto, de Óscar Wilde y también con el Patronato del Teatro hizo Hamlet. Era bueno tanto en la comedia como en lo dramático. Era una gente chispeante y graciosa en su vida personal. Al principio viajaba en guagua, cuando tuvo dinero para comprarse un automóvil, me dijo –es una lástima porque se me ha perdido mi fuente de información de chistes, que es el pueblo”.

Respecto a las actrices, afirma que son muchas, pero quisiera resumir su admiración y cariño a través de dos nombres. Raquel Revuelta: con una memoria prodigiosa, un talento natural, la gente más desprovista de vanidad que recuerda en la vida. Sobre Raquel relata una anécdota:

“Ella era la estrella junto a Manolo Coego de Romance de cada jueves en el canal 4. Estaba casada con Eduardo Casado que ese día fue a ver el ensayo, y al pasar los carteles vio que pusieron primero a Manolo Coego y Eduardo le reclamó al director y Raquel apenada le decía –está bien Eduardo eso no tiene importancia- y él le contestó – pues si que la tiene como van a poner a nadie delante de ti- . Raquel no estaba en nada de eso, iba al trabajo con zapatos bajos porque era muy alta y para no desentonar con Manolo Coego. De una gran belleza que ella no atendía. Una magnífica actriz, daba gusto trabajar con ella, porque tenía dominio del texto y la escena toda. Yo la admiraba mucho desde antes de trabajar con ella y cuando coincidimos me pasó lo mismo que con Ernesto Galindo cuando trabajé con él en Cadena Azul. Considero que compartir con ella fue un regalo que me dio la vida”.

Con Gina Cabrera comparte su vida artística desde el Patronato del Teatro y en la ADAD, después trabaja con ella en Martes, miércoles y domingo de amor Palmolive.

“Yo haciendo la mala, siempre queriéndole quitar el novio, aunque no lo lograba. Muy sencilla y muy trabajadora. Para mí es el caso de mayor dedicación que recuerdo. Ella fue el primer expediente cuando estudió el bachillerato, estudió ballet, incluso en su casa hizo un salón de ballet, estudió guitarra, se dedicó íntegra y totalmente a su profesión. Es la única actriz que yo recuerde que hizo una asociación, allí interpretó una obra totalmente en inglés. Habla inglés, el francés y se graduó en el primer curso de trabajadores en Historia del Arte. Fue una primerísima actriz de radio, teatro y televisión, con un dominio total y una memoria fotográfica y sobre todo una magnífica compañera”.

Fela Jar se gradúa en el Instituto Superior de Arte (ISA) en la Licenciatura en actuación. Tiene entonces cincuenta y tres años.

Y con tanta experiencia que acumula, unida a los estudios que realiza, considera que el ISA le aporta algo nuevo?

“Cómo no, siempre se aprende. Y hay algo curioso cuando yo estudiaba en la Escuela de Arte Dramático mis profesores eran mucho mayores que yo y en el ISA, fue al revés, yo podía ser la madre de mis profesores y sin embargo de ellos también aprendí mucho”.

Queda mucho por decir de esta prolífera existencia, galardonada entre otros, con el Premio Nacional de Televisión por la obra de la vida y la condición de Artista de Mérito de la Radio y la Televisión.

Orgullosos podemos sentirnos de poder tenerla todavía con ese ímpetu juvenil, vital, con una memoria envidiable y una risa contagiosa, para llevar lo mejor de su arte a un pueblo que lo agradece, la respeta, admira y la quiere.

 

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